viernes, 13 de marzo de 2009

Extrañas compensaciones

Carmen Posadas, en la sección "Pequeñas Infamias", del semanal de El Pais: "Paradojicamente le debo mucho a mis limitaciones, a mi baja autoestima y a mi estúpida timidez. Tengo muy claro que han sido mis carencias, y no mis posibles virtudes las que me han convertido en lo que soy, me han servido de estímulo. Como en esta vida todo es una sutil maraña de contradicciones, tambien le debo mucho a mis enemigos. No se imaginan la cantidad de metas que me he propuesto (y alcanzado) sólo por darles a ellos en las narices. En efecto, en este extraño mundo está todo tan bien compensado que muchas veces somos deudores de nuestros defectos y víctimas de nuestras virtudes. No me ha ido tan mal sacándole partido a mis defectos y ya soy demasido vieja para cambiar de estrategia".

Publicado por Carmen Posadas, pero bien podía haber salido de mi propio puño y letra. A estas alturas de mi vida, yo también he comprendido sin ningún género de dudas que han sido lo que yo considero "taras" de mi personalidad, y no mis presuntos dones, los que han ido construyendo la persona que he llegado a ser. Efectivamente, si el destino no deja al azar nada -o aunque lo deje- han sido las críticas recibidas (en el colegio, en la universidad, durante la preparación de oposiciones, en el trabajo; y lo que tiene más mérito todavía, en el ámbito de la amistad, de la pareja o de la familia) las que me han dado el empuje necesario para ganar una (o muchas) batallas.

Como en el caso de Carmen Posadas, la timidez casi enfermiza que me ha acompañado desde la infancia fue la causante de que en su día yo descubriera, primero sencillamente en el mundo de las palabras escritas y después en las maravillas de la poesía, una escapatoria vital a mi modesta vergüenza; del mismo modo que ha sido mi cabeza despistada que, muy a mi pesar, conforma esta personalidad que me ha sido asignada, la que obligó a mi porvenir a abastecerse de buenos amigos encargados de cuidarme. En definitiva, que -guste o no- la balanza de esta rara existencia es tan equitativa y justa que a veces son nuestras sombras y nuestros fallos, que tanto pesan, los que finalmente nos agracian con una indemnización cuya cantidad compensa nuestras deficiencias y nuestros errores. A mi tampoco me ha ido tan mal y tampoco pienso cambiar de táctica ahora, pienso seguir exprimiéndole el jugo a mis defectos y aprendiendo de mis múltiples desaciertos.


Emma Peel

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