jueves, 24 de diciembre de 2009

Feliz Navidad!,...cada uno a su manera

Os deseo a todos una feliznavidad y que os lo paseis pelota. Cada uno celebrará estas fechas a su manera, con familia, trabajando, soñando, renegando, bebido,...pero lo necesario es que lo pasemos lo mejor posible. Porqué?, ni idea, yo trato de pasar todos los días de mi vida lo mejor posible, y ya es muy difícil, pero al menos lo intentamos.

Bueno amigas-os, que lo paseis genial y aquí os dejo una interpretación de la Navidad con mucho humor.

Felices todos!,...todos los días del año!!!

domingo, 6 de diciembre de 2009

El secreto de sus ojos



"El secreto de sus ojos" es el título de la última película que me ha hecho recordar porque llamamos al cine el séptimo arte. Ni la amiga que me la recomendó ni yo pudimos despegar los ojos de la pantalla durante las practicamente dos horas que duró la cinta. El mismo director, Campanella, reune a Ricardo Darín y a Soledad Villamil nuevamente después de "El mismo amor, la misma lluvia" y cuenta la historia de un oficial de Juzgado argentino que, tras jubilarse, decide escribir una novela sobre el asesinato de una joven no castigado por la Justicia que veinticinco años atrás instruyó su Juzgado. Y con ello su mente y la del espectador vuelven al Buenos Aires de mediados de los años 70, de la época de represión de las Juntas Militares y a la historia de un amor no resuelta.


Así, volviendo atrás en el tiempo, se presenta la Secretaria del Juzgado, Irene, vestida con un abrigo y una boina roja, bellísima a los ojos de un pequeño Darín trajeado de negro. Esa es la imagen que, desapercibida a la vista de la mayoría, no se si enamoró al oficial "Espósito", pero si provocó en esta espectadora algo que comprendemos muy bien algunos de los que nos dedicamos a la misma profesión que interpreta ella en la película, admiración.


A partir de ahí se mezcla el relato de un amor confesado sólo a través de la mirada, de entonces y de ahora,(porque "los ojos hablan") y de la búsqueda de respuestas del funcionario al que todo conduce de nuevo al "caso Morales" en el que "no se hizo Justicia, aunque se hiciera una justicia" porque por fin se ha convencido de que aquello "no fue en otra vida, fue en esta". Él desde el pasado de la mano de su compañero de oficina judicial y amigo, Sandoval, readentrándose en su pasión (y es este personaje quien, además de provocar casi todos los momentos cómicos de la película, le descubre al protagonista, sentado en un bar y ante una copa de no se que bebida, como encontrar al asesino y de paso, el secreto de sus ojos porque"se puede cambiar todo de una persona, pero hay una cosa que no se puede cambiar, no se puede cambiar de PASIÓN"). Y ella desde la soledad de un despacho cuya puerta se abre y se cierra ( una escena que me resultó muy familiar) según las circunstancias ( como en los despachos de todos los Secretarios Judiciales que he conocido) , pero siempre desde el presente porque "su vida entera fue mirar hacia adelante( atrás no es mi jurisdicción. Me declaro incompetente")


Yo también.Con películas como esta se puede decir que se aprende mucho de la gran pantalla, como se aprende también de un libro, de una profesión, de los sentimientos, de los "ojos" o de la vida. La recomiendo.



Emma Peel

martes, 24 de noviembre de 2009

Charlas con Troylo

"Charlas con Troylo" es el título de un libro de artículos de Antonio Gala que dedica a su perro Troylo, a un perro que ya se ha ido. Desde pequeña ha habido perros en mi familia, pero Troylo fue el primer perro de mi vida que era por fin sólo mío, por eso le puse el nombre que yo quise (frente a "Laro", "Corocota" y otros nombres cántabros que me aconsejaron para un perro de aguas santanderino y blanco, albino que decían en la Andalucía a la que me trasladé sola con él y donde los aguas son negros o marrones) porque si hay algo que amo tanto como a los animales es la literatura y mi perro tenía que llevar el nombre de un perro"literario". La Emma Peel de entonces contaba 27 años, los mismos que tenía el Troylo de mi historia (en vida de perro son casi 4 años) cuando se murió corriendo feliz detrás de sus compañeros y de su segundo dueño (o el primero, ya no lo se muy bien) en un campo de Úbeda, de la Andalucía a la que yo me lo llevé en una jaula para animales en un vuelo Santander-Málaga. No se si es una de esas "no casualidades" o esa edad fue fruto del azar, como lo sería el que este perro acompañara a Melboy justo hasta casi el 22 de octubre, el día de su examen, como lo hizo otro de mis perros, Kalín, que no se fue tranquilo hasta ver que conseguía mi plaza y elegía mi destino. No se, como digo, si, entre otras cosas, para eso vinieron estos dos perros a nuestras vidas; o es que sencillamente pienso demasiado.

El día que Mell boy me llamó para contármelo era un domingo en el que estaba a punto de escribir mi entrada semanal en el blog y no pude ni empezar ese artículo. Ni ninguno los domingos que siguieron a ese. Una de las lectoras a las que obligo a leer lo que escribo, Tania, me escribió un mensaje el otro día diciéndome"vuelve al blog", me di cuenta de que no podría hacerlo si antes no dedicaba este espacio a despedirme de Troylo porque -como ya he escrito que opina Pérez Reverte- cada vez que muere un perro el mundo se convierte en un lugar más triste. Y desde luego, mi mundo se volvió sencillamente peor desde que Troylo lo dejó de habitar.


Nunca sabré como hacerte llegar, querido perro, ni a donde (todavía me pregunto, igual que si fuera una niña pequeña, si existirá un cielo de los perros) lo triste que se ha quedado tu dueña desde que te has muerto, como decía Unamuno en unos versos que pensé que tardaría muchos años en tener que volver a recordar. Como tu marcha ha sido tan inesperada, al revisar uno de los artículos del blog en el que te mencionaba, me di cuenta de como presupuse que envejeceríamos juntos. No ha sido así y no se si casi mejor. No debimos de hacerlo mal el tiempo que vivimos juntos cuando soy consciente de que no pude haberte dado más. De que no pudiste haber disfrutado más. Me repito si escribo otra vez que los humanos deberíamos aprender de vosotros los perros. Yo debería aprender. Me he ahorrado verte envejecer y extinguirte (extinguirme un poco yo también contigo), que me consta que es lo más doloroso de cuidar a un chuco. El precio, justo o no, es que ya no te verá más cuando vaya a Úbeda. Ya no te vi la última vez que fui en el hueco en el que te gustaba esperar en la puerta del garaje y sólo quien haya tenido perro y lo haya perdido puede entender que se me cayera el alma a los pies. Lo que más añoraré de ti es tu mirada cuando me instalaba unos días en tu nueva casa y salía a buscarte (o salías tú a buscarme a mi) y al decirte solamente una palabra,"amigo", me mirabas y te echabas encima intentando abrazar como abrazamos los humanos e intentando decirme como poca veces sabemos decir los humanos:"gracias, amiga" .


Esta es la primera vez que escribo en esta pantalla algo mío directamente sin usar el artículo de algún escritor de escudo para emitir mis opiniones y ejercer mi aficción a la escritura, era ahora o nunca; y esta es mi última "charla con Troylo" pública. El resto de charlas las mantendré en privado, como mantengo con todas las cosas que ya he perdido, para que nadie crea que estoy mal de la cabeza. Cuando te marchaste me dijeron que debemos asumir sin mayor drama que los animales han venido a este mundo para hacernos la vida más feliz. Sin más. Así que, gracias, amigo, por haber hecho mi vida más feliz.


Emma Peel


AMIGO

domingo, 4 de octubre de 2009

Cadena de favores




Carmen Posadas. Artículodel XL Semanal del domingo 27 de septiembre "CADENA DE FAVORES"




"Se trata de una iniciativa que se ha puesto en marcha hace unos meses y que consiste en ofrecer favores de todo tipo. Así, quien visite la página encontrará una larga lista de personas que ponen a disposición de otras toda clase de cosas. Hay quien ofrece, por ejemplo, muebles o cochecitos de bebé usados y hasta quien regala un automóvil viejo...lo más curioso de esta cadena de favores es que está prohibido reclamar nada a cambio y esto es lo que ha llamado mi atención. No precisamente por el desprendimiento que implica (que también), sino por la gran inteligencia que demuestra. Porque lo cierto es que cuando uno da esperando recibir algo a cambio, lo más probable es que se sienta un tanto estafado. Y es que, inevitablemente, uno tiende a creer que su `favor´ es mucho mejor que lo que pueda recibir en compensación. Por el contrario, cuando no se espera nada, una misteriosa dinámica de las cosas hace que quien da, tarde o temprano, sea retribuido –y con creces– . . estas iniciativas se basan en la confianza. . . Se dice siempre que los momentos difíciles son los que dan la medida de lo que es cada persona, y lo mismo puede decirse de la sociedad en su conjunto. Porque al igual que en las épocas de bonanza –como ya hemos tenido ocasión de comprobar– florece la frivolidad más imbécil, el egoísmo infantil y el `me cachis qué guapo soy´, ahora, con las vacas flacas, ocurrirá todo lo contrario..."


Hace ya muchos años que lloré viendo en aquella película "Cadena de favores", a ese niño rubito tan inteligente y bueno que tenía la idea para un trabajo del colegio de , a partir de tres personas que hicieran un favor a otras tres a cambio de que estas regalasen otras tres deidades.. y así sucesivamente, cambiar el mundo. Llore-decía-porque la película no termina ,como no lo hace la vida casi nunca tampoco, de una manera justa. Y quizá porque me dedico a la justicia, es decir por lo que se suele llamar muy pijoteramente hoy en día "deformación profesional"(he observado la cara de la gente cuando suelta esta expresión tan guay), o simplemente por la sensibilidad tan inútil que padezco y que me hace amar tanto la poesía, las injusticias se me clavan en las entrañas y me salpican de dolor como cuando los "cazadores" de delfines se meten en la mar y los atraviesan con sus lanzas bañando de sangre la bahía. Así me siento yo cuando la balanza de esa diosa ciega se desequilibra. Y me callo porque , por "formación profesional" no puedo hacer otra cosa que mi trabajo, que es levantar acta o dar fe de las componendas que estupefacta tengo que ver cada día. Es dificil meterse en el pellejo de quien no es uno mismo, y por tanto es complicado que pueda entenderse mi dolor, como lo es comprender la sangre del delfin en la marea. Pero leer o escuchar, eso no es dificil.


Esta semana estoy de vacaciones, pero el sentimiento descrito se traslada a mi vida no laboral y a mi corazón privado. Allí, en ese ámbito si tengo más armas, además de la poesía y de este blog para exteriorizar la impotencia ante las sinrazones de la vida, tengo la cabeza; y , además, tengo algo divino que no se de donde me viene, algo que en este artículo Carmen Posadas llama confianza.


Y me he ido por las ramas, porque lo que yo quería decir se resume sin más en una cita que creo haber copiado ya en algun otra entrada de este blog "LO QUE DAS TE LO DAS, LO QUE NO DAS TE LO QUITAS". De muy niña, cuando ya empecé a no entender las injusticias me decía mi madre" HAZ EL BIEN SIN MIRAR A QUIEN" porque una buena acción siempre es recompensada( y eso, aunque me dejaran sola en el patio del colegio cada recreo me lo hubiera seguido repitiendo); me decía que las personas buenas son más felices, aunque no reciban contraprestación ninguna por lo bueno que hagan. Los años pasaron y dejé de estar sola en el recreo del colegio y en el patio de mi biografía personal porque encontré a mis cuatro amigas de toda la vida, así que mi madre tenía razón y una buena acción siempre es recompensada. Y con creces, también la señora Posadas se lleva la perra gorda con su opinión. Los años pasaron ( otra vez) y aún encima aprendí a ser feliz, así es que nuevamente mi progenitora también tenía razón, el bien hace más dichosa a la gente. Mi padre, también por formación profesional, mantuvo la boca cerrada-a disgusto, eso lo se muy bien-, pero no ha hecho en toda su vida nada que no fuera justo con la ley en una mano(mal que le haya pesado veces), ni nada que no fuera bueno con el corazón en la otra. En el Juzgado y en casa.


De adolescente escuché a un actor decir que los artistas deben partir de la nada , asumir que no tienen nada y que así todo lo que venga pueda ser considerado como un regalo. Ese consejo le valió que me haya tragado todas sus películas. Por aquellos años se repetía mucho eso de que el mal que hagas se te devuelve con la fuerza de un boomerang , multiplicado por tres. Todavía hoy cuando veo a niños en la playa jugando con ese disco no puedo evitar pensar:"cuidado, chaval, que como te vuelva triplicado el cacharro con la mala leche que se lo has tirado a tu colega, te quedas si ojo"


Y ya de adulta tengo muy claro que , por una extraña razón cósmica, metafísica, religiosa o lo que caraio sea DAR SIN ESPERAR es la respuesta a todo y la llave de la felicidad porque -como me aconsejó una vez una cuidadora de ancianos en el Hospital de Santa Clotilde de Santander- "NADA EN ESTA VIDA CAE EN SACO ROTO"; y como me dice tantas veces mi querido Mell boy, en referencia a mis quejas en temas como la amistad, el trabajo, o el propio blog"ES UN CAMINO SOLO DE IDA, no puedes esperar el retorno de lo que has dado, trabajado, dicho o escrito porque si fuera así, entonces no tendrías mérito".Tiene razón, claro. Así que yo hoy propongo a quien hay leido esto dar , dar , dar y seguir dando para que se ponga de una vez en marcha ese mecanismo maravilloso de la cadena de favores. Como en la foto que he escogido para esta entrada, está en nuestras menos.


Emma Peel

La soledad de los números primos


«En una clase de primer curso Mattia había estudiado que entre los números primos hay algunos aún más especiales. Los matemáticos los llaman números primos gemelos: son parejas de números primos que están juntos, o mejor dicho, casi juntos, pues entre ellos media siempre un número par que los impide tocarse de verdad. Números como el 11 y el 13, el 17 y el 19, o el 41 y el 43. Mattia pensaba que Alice y él eran así, dos primos gemelos, solos y perdidos, juntos pero no lo bastante para tocarse de verdad.»

Es un extracto de uno de los últimos libros que he leido"La soledad de los números primos", de Paulo Giordano, un italiano novel de 27 años, físico y ahora también escritor. Me lo recomendó una amiga, asidua lectora de este blog y me sirve hoy para hablar otra vez de mi tema favorito: la soledad.

Cuenta la historia de Mattia y Alice en varias etapas: desde la infancia hasta la edad adulta, casualmente(o no, como siempre) hasta llegar a los años con los que cuento exactamente yo hoy en día. Narra como la predisposición genética a uno u otro tipo de personalidad, las vivencias de la infancia, o simplemente el azar o nuestro empeño marcan nuestro destino, uno que a algunos nos impide bien querer o necesitar compañía en general , bien poder compartir nuestra vida con alguien en concreto pese al amor mutuo que nos pueda unir a esa persona, porque -como muchos ya hemos tenido ocasión de aprender-ni el amor lo puede todo( se lo escuché una vez a Espido Freire en una conferencia en el Ateneo de Santander y me adueñé de la cita), ni en la vida acabamos todos felices y comiendo perdices.


Yo pertenezco sin ninguna duda a esa clase de números primos gemelos, pero no por estar imposibilitada para amar o recibir el amor de la persona que yo he elegido ( de eso ya se encargó en algunas ocasiones y con algunos amores de juventud la vida-como nos ha pasado a todos-dicho sea de paso), sino por formar parte del primer grupo arriba mencionado. Por ser de esos bichos raros a los que les encanta la soledad, esa "criatura primorosa que no sabe que hermosa", como decía la canción. Pues resulta que quien escribe estas líneas, por circunstancias personales y educacionales, con las que no voy a aburrir al personal, si sabe desde hace varios años de la belleza de la soledad. Escribió Carme Rigalt en una ocasión que la soledad es un cuchillo que sesga la vida. Quizá para muchos lo sea, quizá muchos no pueden o no saben vivir solos.

No pretendo que nadie sea como yo , porque-repito-soy una especie solitaria y extraña y no soy ejemplo de nada. Como tampoco creo que los personajes de este libro lo sean. Pero si me gustaría que aprendiésemos amar un poco a esa soledad, que tanto enseña y que, sin embargo, despreciamos de facto y de obra. Para mi ese querer esquivarla a toda costa es lo mismo que decir que uno no se basta, que uno no se quiere lo suficiente y que uno espera que sea el otro, que sean las circusnatncias externas las que lo salven. Creo que mientras no nos queramos cada uno a nosotros mismos con nuestras soledades diarias o temporales , no podemos exigirle a la vida la contraprestación de que sea otro el que nos quiera. Simplemente me parece cuestión de lógica y de supervivencia. Los de"fuera"(bien sean pretendidas parejas o amigos que deseamos) huelen la desesperación como los perros huelen el miedo y eso los aleja. Cuestión de inteligencia amar la soledad para ser un poco menos infelices porque si la escuchamos con atención tiene mucho que decirnos sobre la compañía.

Emma Peel

viernes, 2 de octubre de 2009

...ya queda menos

Hola a todas-os,

...Melboy os manda saludos desde su refugio galáctico a la espera de finalizar su misión. Va quedando menos y hoy me he pasado por el blog y he visto que la creativa Emma no para en cuanto a capacidad literaria. Es muy grande esta mujer!

Yo volveré pronto y con mucho que contar,...pero hasta entonces os dejo con una obra maestra que espero os anime y os permita recordarme con una sonrisa.

Un apretón aceituno a todos!


Mellboy

domingo, 27 de septiembre de 2009

Happy



"LA VALLA", por Mireya Sagarra:

"Me gusta la gente que es capaz de perder los papeles, hay que tener valor par estar un poco loco. ¿Quién dicta las normas de lo que es estar cuerdo? Las dictan quienes miran tras la valla de lo que procede. Esa valla es la que hace que nos quedemos donde no nos gusta, que digamos si cuando queremos decir no, porque estamos demasiado preocupados por lo que quiere el otro....Y así acurren los desengaños. En relación al caso real y reciente de una modelo que interrumpió una entrevista para buscar un pintalabios en su bolso...hay quien dice que eso es hacer el ridículo.. También los hay que no pasan por debajo de una escalera porque dicen que trae mala suerte , y todo el mundo es comprensivo¿ Un pintalabios es menos importante ? No"


Quien aquí escribe pertenece a esa especie de personas algo locatis de las que no pasa por debajo de una escalera, tocan madera sin patas si se cruza un gato negro y se doblega ante todo tipo de manías propias de Jack Nicolson en la película "Mejor Imposible", y lo gracioso es que no lo hace porque sea supersticiosa, sino porque la parte gallega que le corre por las venas le recuerda que "las meigas no existen, pero haberlas haylas", y que no se pierde nada por tocar madera o por no dejar el bolso en el suelo, no sólo porque dicen que se va el dinero , sino también porque en el suelo tirado te lo pueden robar, y además molesta. Pero para cuando llega esa segunda explicación ya no alcanza a escucharla el oyente de la primera que , claro , a esas alturas, ya me ha tomado por loca. Así que en este terreno de las supersticiones tampoco he encontrado mucha comprensión. Nunca me ha importado.


No se si fue en la segunda entrada que publiqué en este blog a principios de año "Comedia Involuntaria"( en alusión a un artículo del mismo título de Bárbara Alpuente) la primera vez que hablé de las personas "happy" , nombre que encabeza esta publicación. Ya decía entonces que la escritora reivindicaba la Comudia Involuntaria como un género que no consistía en otra cosa que en reirse de uno mismo y de las sitiaciones aparentemente trágicas que nos suceden y nos seguirán sucediendo en la vida.También a mi me definen, y en el lugar menos apropiado para ello, en el trabajo, mis funcionarios como una persona "happy". Así que no es dificil imaginar como puedo ser fuera de mi jornada laboral. No es propio ser "happy" en el horario de guardia , pero no cambio por nada muchas de las sonrisas que he motivado o me han motivado a mi en un lugar que se hace tan triste muchas veces, como es un Juzgado.


Y , como "happy" que soy, defiendo las supersticiones, igual que defiendo tipos de comportamientos que se catalogan, como dice esta trocito de artículo trascrito, como ridículos, porque defiendo las personalidades marcadas , o más bien desmarcadas . Es decir , me inspiran admiración las personas que , como Don Quijote , son capaces de parecer( que no ser, igual que el que parece tonto la experiencia me ha demostrado que normalmente no lo es-líbreme Dios de las aguas mansas, que de las bravas ya me libro yo), de parecer locas. Bien sea por superstición, por manías adquiridas del conocimiento de uno mismo o por imitación, cuando esas acciones que los demás consideran absurdas o incluso dignas de mofa ( y es que tristemente la felicidad del alegre despierta la mayor de las envidias que yo he visto jamás), hacen que la persona que las lleva a cabo sea portadora de alegría y de gracia , bievenidas sean porque ya bastante gris es nuestro día a día. No se quien dijo que el que con su alegría alegra al amigo , merece el paraiso. Yo tuve una amiga así , como la del artículo , que era capaz de dejar a cualquiera con la palabra en la boca si necesitaba pintarse los labios, esa amiga también iba cantando por la calle si se lo pedías o te dejaba notas escondidas en el pupitre cuando no la veía nadie. Fueron algunos de los mejores años de mi vida. Por contra no hace mucho tiempo me encontré en una mesa en una celebración de cumpleaños nada seria, más bien jocosa, sugiriendo ingenuamente que se encendieran las velas con cerillas, en vez de con merchero , que traía más suerte , y cual no es mi sorpresa al escuchar un comentario del tipo " ya está esta con sus tonterías". Luces y sombras. Así es la vida. Ellos se lo pierden.


Otra de las razonas por las que demando el enaltecimiento de ese tipo de personas y de sus conductas maravillosas es la misma por la que también reclamo respeto por la valentía, . La razón es que , parafraseando otra vez el artículo , "hay que tener valor para estar un poco loco". Escuché una vez a un presentador de televisión decirle a un invitado que reconocía haber perdido los papeles en la entrevista, que "cuando se pierden los papeles , se gana la vida". Y no sólo esa locura o esa pérdida de papeles, que no es más que la alegría de vivir, que no es más que ser un poco "happy", y que no es más que ganarle una pequeña partida a la vida, despierta las peores tirrias; también el coraje de ser diferente y el arrojo para demostrarlo importándote un bledo lo que piensen los demás hace nacer los peores instintos de los envidiosos que no pueden ser "happy" , que no pueden ser como nosotros. Así que dedicadas mis palabras a todos los "happy" de este mundo que sin ellos sería un poco más triste porque, como en la película, mejor imposible.


Emma Peel


lunes, 21 de septiembre de 2009

VIVIR

Bárbara Alpuente.VIVIR. Revista Yodona.


"....la razón nos engaña y afirma que la vida es así, y que esto es lo que hay...Es más facil pensar que no hay nada que hacer, que mejor nos quedamos como estamos y que cada uno es como es, sin darle al otro la oportunidad de ser de otra manera. A lo mejor preferimos que sea sí, que nadie nos rompa los esquemas e intentar evitar que nos visite la intuición durante el sueño, cuando por fin bajamos la guardia, para advertirnos que el mundo nos lo estamos inventando, y que además nos lo estamos inventando mal..Tiene su lógica , si lo que uno recibe del exterior es el mensaje de que su misión en la vida consiste en trabajar y ver pasar el tiempo. Hemos montado una plataforma pensada para distraer, que no es otra cosa que desviar la atención a otro lado. Hacia el lado donde se ahogue la voz interior que te susurra que estás viviendo a medias, que eres mucho más que un individuo anestesiado en el sofá perdiendo minutos irrepetibles ante un reportaje sobre sandías gigantes de Huelva. Tenemos terror a escucharnos..Vivimos sobre una fe quebradiza que se sostienen con sus últimos hilos. Los que nos negamos a pensar que, como decía alguien, el hombre es una casualidad condenada a morir, nos preguntamos cada día por el sentido de la existencia...Y la razón se niega a entender que NO SOBRA UN SOLO SER HUMANO EN EL PLANETA. QUE CADA ALIENTO ES ÚNICO, y aporta al mundo lo necesario para no morir de pena.Lo necesario para que el desasosiego no nos secuestre el alma, y sentir en la boca del estómago el latido de una granada de mano a punto de estallar. VIVIR NO ES NADA FÁCIL, ESTÁ CLARO. PERO VIVIR A MEDIAS ES INSOPORTABLE."


Creo no haber sido la única a la que al leer estas palabras se le han puesto los pelos de punto, o por lo menos no ser la única a la que la esperanza y esa fuerza que viene desde el interior de cada uno le ha hecho ponerse alerta y darse cuenta de que eso es precisamente lo que una hace desde hace muchos años cada día: vivir a medias; y que eso , aunque sea la tónica general, no es normal; y que eso, ya que a algunos estamos acercándonos peligrosamente( y si hay suerte) a la mitad de nuestra vida, es precisamente lo que no queremos seguir haciendo.


Por eso, como digo, apelo a la esperanza, esa cosa tan rara que no se sabe por qué se tiene, pero que se tiene. Porque a la mayoría de nosotros nos enseñaron a ser prácticos y a no mirar demasiado a "los lados"porque no interesaba; a estudiar carreras que nos permitieran vivir para trabajar cuando debería ser al revés; a encontrar una pareja para formar una familia sin cuestionar lo que eso acarrea ; a dosificar nuestro tiempo libre entre actividades planeadas y dirigidas que poco o nada dejan a la intuición...porque a la mayoría de nosotros nos resulta más cómodo pasar por la vida de puntillas y hacer como que aquí no pasa nada, como que esto es lo que nos ha tocado vivir y no hay solución. Por eso pienso en la esperanza.


La esperanza de que nos demos cuenta de que hay otra manera de vivir. Porque resulta que si que hay solución. Que , aunque haya que levantarse a desgana para ir a currar cada día; aunque nos acostumbremos a una rutina matadora en la que hay que( siempre "hay que") llevar a los niños al colegio , meter horas en el trabajo, comer , seguir trabajando, ir a buscar a los niños al cole, llegar a casa, ir al gimansio , cenar y dormir, y al día siguiente otra vez lo mismo. A pesar de eso siempre seguirá quedando espacio para vivir del todo. Porque todas esas actividades diarias se pueden hacer con ganas , intentando enseñar, intentando aprender, intentando ilusionar e ilusionarse , intentando iluminar el día a los que están a nuestro alrededor, intentando comprender que cada día, cada beso , cada café , cada sonrisa o cada mirada son únicos. Y porque , si tienes suerte, no sólo hay espacio , sino también tiempo para llenarlo con una vida al completo. Es más fácil no pensar, no hablar de cosas trascendentales que den lugar a conversaciones enriquecedoras y que puedan despertar al mostruo filósfofo que llevamos dentro todos y nos obligue( horror de los horrores) a cuestionarnos el mundo; no leer un poema o un buen libro; no disfrutar de la lluvia ( maravillosa para mi la de mi norte) ni del verde que ocasiona; no reirse con un compañero de trabajo porque no hay tiempo; no reirse de uno mismo , no vaya a ser que los demás piensen que estamos locos; no reinventar los besos con nuestra pareja de siempre cada día. Es más fácil porque no requiere esfuerzo, pero-estoy con Bárbara Alpuente- es insoportable vivir así.


Emma Peel

domingo, 13 de septiembre de 2009

Paisajes del alma





Para qué sirve un paisaje
DAVID TRUEBA director de cine
Dominical 30/08/09

"... Un paisaje es un espejo donde estás tú frente a la belleza o grandeza de la vida. Por eso ningún paisaje es dos veces el mismo, como nadie es el mismo en dos momentos diferentes de su vida... Lo hermoso de un paisaje es la significación que cobra para nosotros cuando lo reencontramos o cuando en un momento determinado se une a nuestro estado de ánimo y es como si uno se marchara con la montaña a cuestas, la puesta de sol grabada en la piel o el arroyo metido en las venas.

Un paisaje puede ser como una canción hortera, de esas que nos obligaban a oír machaconamente en los veranos de la infancia y que nos descubrimos tarareando 30 años después, porque, sin quererlo, se nos metió dentro...Un paisaje puede parecerse a ese poema que leemos una tarde y parece que está hablando de nosotros, que lo habríamos escrito nosotros si hubiéramos sabido poner una palabra detrás de otra con tino y gusto. Lo bueno de un paisaje, de un paisaje que te habla, es que tiene algo de superior. Sobre nosotros ejerce una potencia que sólo nos puede llevar a la sumisión. El que no se siente pequeño frente a una costa, una laguna, un bosque o un riachuelo, o es tonto o es un ególatra irremediable. El paisaje estaba allí antes que nosotros y lo estará después si lo respetan, sobretodo en este país de asesinos de paisajes. El paisaje puede ser un bofetón, un abrazo, una caricia o una puñalada, depende de en qué momento te enfrentes a él. A veces un paisaje ha estado delante de nosotros toda la vida y sólo lo descubrimos muy tarde, cuando nos toca despedirnos de él o reencontrarlo después de demasiados años de ausencia. A veces, uno tiene ganas de gritarle a la gente: menos autoayuda, menos pastillas y más paisaje. Más enfrentarse con la grandeza de verdad desde nuestra fantástica pequeñez.. Pero no lo dices, porque tú mismo has tardado demasiado en descubrir lo importante que puede ser aquel paisaje"

Leí este artículo sentada en el "loop bar" de Bilbao junto a mell boy hace ya dos semanas justo cuando hacía dos días que acababa de redescubrir mi último paisaje.Llegué a esta cuidad hace ya año y medio y tuve la azotea desde la que esos días antes había redescubierto sus vistas desde siempre , es decir , desde que alquilé mi piso de soltera de la calle lersundi.
Aquella tarde de agosto hacía mucho calor y, después de dar un baño de sol a mi libro y a mi misma , buscando un poco de brisa, salté de mi hamaca al balcón y me quedé atontada viendo caer el sol sobre los tejados naranjas por los que me hubiera gustado correr como una niña, si no hubiera habido serio riesgo se romperme la crisma; y admirada por el contraste que hacía con la luz y con el agua de la ría las alas grises que , como un trozo de papel albal mal cortado para envolver deprisa un sandwich, los trocitos de Guggenheim que podía divisar desde donde estaba.

No ha sido este ni el primero , ni el único, ni el último paisaje de mi alma. Si echo al vista muy muy atrás los primeros verdes que recuerdo son los de la Galicia de mi infancia desde el viejo seat 124 de mi padre y tras 10 horas de viaje( con perro , abuela, hermano, cubos y palas de playa y demás trastos incluidos). Recuerdo que, a pesar de la paliza por aquellas carreteras de España y de los gruñidos del conductor, sólo por ese momento en el que los geráneos cambiaban de color y la hierba también lo hacía, merecía la pena aquella tortura automovilística. Y no sólo para mi , eso lo supe ya entonces. Tan adentro se me quedaron esos paisajes que todavía hoy, como un ibuprofeno que no puedes pasar y se te queda en la garganta, necesito- procuro que sea cada año- volver a ellos, como se necesita un trago de agua para que pase la pastilla. Y regresando redescubrí el muelle de mi viejo Mugardos o el pequeñísimo pueblo de mi padre "O Seixo"; y regresando también se adueñaron mis recuerdos de nuevos paisajes, como las vías del tren que se ven desde la galería amarilla de mi tía ferrolana.


Salvo los años en Andalucía(de allí me quedo con una mañana de noviembre en la que -recién llegada- me enseñaron el mirador de San Nicolás en Granada y se me quedó la boca tan abierta que al día siguiente estuve constipada; y con el sol del Sur-tan distinto-poniéndose entre la playa de San Cristobal y la de Velilla en Almuñecar), salvo aquellos casi tres años, digo , entre la Galicia de mi niñez y el Bilbao de hoy, exactamente igual que pasa en el mapa geográfico de España, estuvo y está Santander. Dejando a un lado los ríos y bosques de la Cantabria profunda que mi abuelo me descubrió siendo tan niña que casi me parece imposible haberlo sido y que no puedo recordar porque sería demasiado grande la nostalgia y tendría que dejar de teclear en este momento, a esta ciudad-Santander- le deba casi todo lo que soy, hablando de paisajes -como estamos hablando-y sin querer ser una guía turísitica yo tengo en el alma el parque de los pinares verdes casi casi negros que se ve desde la terraza inmensa( y no sólo por los metros) de casa de mis padres; y un trozo de la segunda playa del Sardinero que desde unas escaleras que, ya se han convertido en ese lugar favorito que todos tenemos, veía de niña correr a mi perro por la arena en invierno, me sentaba con una amiga cómplice a contar o escuchar secretos que se quedaron enterrados allí para siempre y se los llevó la marea, o lanzaba-como un mensaje en una botella- deseos que no se cumplirían( o si, algunos si) o llamadas de s.o.s cuando no había salida porque en ese paisaje de mi alma sabía que nada malo me podía, ni me puede pasar.


Emma Peel

viernes, 28 de agosto de 2009

Las cosas que si nos dijimos


Arturo Pérez Reverte en la revista XL Semanal del domingo, 16 de agosto de 2009:
"Ahora ella, inquieta, se pregunta si hizo bien. Si la lucidez que estos libros dieron a su hijo no sirve más bien para atormentarlo. Lo sospecha al verlo salir de casa para entrevistas de trabajo de las que siempre vuelve hosco, derrotado. Cuando lo ve teclear en el ordenador buscando un resquicio imposible por donde introducirse y empezar una vida propia: la que soñó. Cuando lo ve callado, ausente, abrumado por el rechazo, la impotencia, la falta de esperanza que pronto sustituye, en su generación, a las ilusiones iniciales. Recuerda a los amigos que empezaron juntos la carrera animándose entre sí, dispuestos a comerse el mundo, a vivir lo que libros y juventud anunciaban gozosos. Cómo fueron desertando uno tras otro, desmotivados, hartos de profesores incompetentes o egoístas, de un sistema académico absurdo, injusto, estancado en sí mismo. De una universidad ajena a la realidad práctica, convertida en taifas de vanidades, incompetencia y desvergüenza. Pese a todo, su hijo aguantó hasta el final. Fue de los pocos: acabó los estudios. Licenciado en tal o cual. Un título. Una expectativa fugaz. Luego vino el choque con la realidad. La ausencia absoluta de oportunidades. El peregrinaje agotador en busca de trabajo. Los cientos de currículum enviados, el esfuerzo continuo e inútil. Y al fin, la resignación inevitable. El silencio. Tantas horas, días, años, de esfuerzo sin sentido. La urgencia de aferrarse a cualquier cosa. Hace una semana, cuando llenaba el formulario para solicitar un trabajo de dependiente en una tienda de ropa de marca, el consejo desolador de un amigo: «No pongas que tienes título universitario. Nadie emplea a gente que pueda causarle problemas». Tocando los libros en sus estantes, la madre se pregunta si fue ella quien se equivocó. Si no tendría razón su marido al sostener que no está el mundo para chicos con sueños en la cabeza y libros bajo el brazo. Si al pretenderlo culto y lúcido no lo hizo diferente, vulnerable. Expuesto a la infelicidad, la barbarie, el frío intenso que hace afuera. Es entonces cuando, abriendo un libro al azar, encuentra unas líneas subrayadas –a lápiz y no con bolígrafo ni marcador, ella siempre insistió en eso desde que él era pequeño–: «En el mar puedes hacerlo todo bien, según las reglas, y aun así el mar te matará. Pero si eres buen marino, al menos sabrás dónde te encuentras en el momento de morir». Se queda un instante con el libro abierto, pensativa. Releyendo esas líneas. Después lo cierra despacio, devolviéndolo a su lugar. Y sonríe mientras lo hace. Una sonrisa pensativa. Dulce. Tal vez no se equivocó por completo, concluye. O no tanto como cree. Puede que él forjara sus propias armas para sobrevivir, después de todo. Quizá mereció la pena."


Mismo día, misma revista. Carmen Posadas:
"...a lo largo de muchos años Gustav Flaubert fue reuniendo una larga serie de bobadas que sería muy largo enumerar aquí, pero que se parecen a muchas que actualmente damos por ciertas. Me refiero a frases como «Yo lo que deseo es ser el mejor amigo de mis hijos» Por lo visto lo guay es ser colegui de los hijos, ir de igual a igual, olvidar la disciplina, con lo que, cuando uno quiere darse cuenta, lo que tiene en casa es un malcriado de tomo y lomo, cuando no un delincuente juvenil.Yo creo que le hacemos un flaco favor a la sociedad dando por buenas falacias de este tipo. No, por mucho que lo digan los telecotillas de la tele. No, por mucho que lo sostengan los autores de esos librillos new age. No, por mucho que lo repita hasta el sursuncorda"


Los dos artículos me sirven hoy para abordar el tema de las cosas que SI nos dijeron nuestros padres.


Por una vez, y sin que sirva de precedente, voy a intentar quitarle la razón a Pérez Reverte, sólo en parte; y como casi siempre, dársela totalmente a Carmen Posadas. En mi caso, "la habitación de la hija", que se encuentra separada del salón sólo por una pared, que di por hecho que al marcharme de casa tirarían mis padres para agrandar el salón, sigue, no sólo en el mismo sitio cinco años después (nunca tiraron ese tabique) , sino que continúan sus estanterías llenas de mis libros de poesía, de las novelas que me ayudaron a escoger la adulta en la que me quería convertir y de los códigos de derecho civil, penal, administrativo y hasta canónico con los que conseguí un "título", como dice Pérez Reverte. Si se hubiera escrito este artículo trece años antes, la niña que yo fui lo hubiera arrancado, se lo hubiera enseñado a sus padres y lo hubiera utilizado como otro de sus argumentos para poder estudiar "una carrera bella y poco práctica, relacionada con la lengua"(también de la colaboración semanal del mismo escritor).Por lo que, sólo ahora y, después de muchas tribulaciones, entiendo como una suerte, no se escribió cuando yo tenía dieciocho años.E igualmente, por buena ventura mis padres no pretendieron nunca ser "colegui" de sus hijos y me encaminaron a una carrera no tan bella, pero algo más práctica como es el Derecho porque -me repetían-la literatura con lentejas sabe mejor. Y así, mientras incriminaba tanto a mis progenitores, tanto a las leyes como asesinos de mi creatividad, a trancas y barrancas me convertí en lo que soy hoy y-contra todo pronóstico- el otro día me sorprendí en el Juzgado diciendo en voz alta que mi profesión era una profesión preciosa, preciosa(creo que lo repetí dos veces porque ni yo me creía lo que acababa de decir.)Y realmente lo es si se quiere ejercer. A partir de ese momento, causal o no casualmente el domingo siguiente se publicaron estos dos artículos trascritos y es entonces cuando supe que tenía una deuda pendiente con aquel que -según dice Pérez Reverte al inicio de su columna en una parte de su entrada que no he copiado-"dio ejemplo de padre: un buen hombre que nunca dice tres frases seguidas, pero que jamás faltó a su deber, ni hizo nada que no fuera honrado. Que educó al hijo con más ejemplos que palabras."Y fue entonces también cuando comprendí eso de que "no es feliz quien hace lo que quiere, sino quien quiere hace" y que -como decía Paulo Coelho en su artículo de la semana siguiente-siempre hay una segunda oportunidad en la vida. En mi caso, la segunda oportunidad-y ya en la treintena, pero, por fortuna, con los pies un poco más cerca del suelo- de "ya que el éxito profesional no te calienta cuando hace frío", como dice la escritora Noe Martínez en su última novela( mi última adquisición) calentarme por las tardes y por las noches con mi vocación.Y de paso con el estómago lleno de lentejas. También calentitas, por cierto. Así que, después de todo, quizá mi padre tampoco se equivocara tanto y quizá esas cosas que SI me dijeron merecieron la pena.


Emma Peel

domingo, 23 de agosto de 2009

Crisis


El otro día andaba yo intentando lidiar con internet cuando recibí un correo electrónico(milagros a veces tan bonitos de la ciencia, porque este es -como dice Carmen Posadas- el nuevo género epistolar, ) que hablaba de la crisis y que, probablemente a estas alturas ya tendrá todo el que haya decidido hoy leer esta entrada. Crisis vista desde una óptica distinta y con la perspectiva que supongo que dan los años y la experiencia de haber ido "viviendo y aprendiendo", como dice la madre de una amiga .

Einstein."La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a si mismo sin quedar superado.....Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía.SIN CRISI NO HAY MÉRITOS. Es en las crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla"


Dijo Carmen Posadas en una conferencia que "los tiempos de crisis son buenos para la literatura, para escribir porque la crisis supone una vuelta a lo esencial, a la mesura, a desdeñar a esas tontunas ricachonas y absurdas que sólo dan valor a lo exterior, al continente y no al contenido; que las crisis sirven al menos para eso, para hacer autocrítica y reirse un poco de ciertas actitudes y modas que de tan habituales ya ni siquiera nos parecen ridículas y vaya tropa" .Como el hambre agudiza el ingenio, la experiencia agudiza la capacidad de contar las cosas, y es en esto en lo que consiste precisamente la noble y bella labor de escribir. Sin la experiencia de pasarlo mal, económica, sentimental, o anímicamente no se aprende, y lo que es peor aún, no se podrán contar cosas en el futuro( que es ,desde el punto de vista de la que escribe, lo mejor que tienen la vida, las historias que si podemos contar), ni saborear los tiempos mejores, que ya llegarán. Igual que ninguno de los versos de desamor, que he leido o escrito, hubieran podido nacer si antes no hubieran puesto en crisis la vida y el corazón de la pluma que los compuso. Supongo yo que algo así quiso decir Carmen Posadas cuando se atrevió a hablar de crisis.


Einstein también decía que se negaba a creer que Dios jugara a los dados con el destino de los hombres.Pues si no juega a los dados estas cartas estaban echadas y esta crisis escrita. Aprovechémosla pues , que el destino sabe mucho más que nosotros .Ventaja desde luego nos lleva.


"Que casualidad:cuanto más trabajo más suerte tengo",También Einstein.y ¿qué hacemos ahora ?pues seguir trabajando (más que nunca)para que la crisis no nos venza y para que cuando se vayan las vacas flacas y nos vengan bien dadas hayamos aprendido la lección .Que no es ni más ni menos que una lección de humildad. Como siempre.


El último libro que he leido "Cosas que no nos dijimos", de Marc Levy, se encabeza con una cita de Einsten:"Hay sólo dos maneras de ver la vida: una como si nada fuera un milagro, y la otra como si todo fuera milagroso".Ahí queda.


Emma Peel

sábado, 15 de agosto de 2009

"Ella, que todo lo tuvo". Más de libros.


"Libros. Hay muchos en la habitación, y jalonan veinticinco años de una vida. Infantiles, aventuras, viajes, textos escolares, materias universitarias, novela, ensayo, arte, historia. Desde niño, leyéndole cuentos e historietas, orientándolo con cautela, ella fue transmitiéndole el amor por la palabra escrita. La puerta maravillosa a mundos y vidas que acaban por multiplicar la propia: aspiraciones, sueños, anhelos cuajados en largas horas de lectura y templados en la imaginación. La intensidad de una mirada joven que explora el mundo en el descubrimiento de sí misma. Estos libros llevaron al muchacho a reconocerse entre los demás, a moverse con seguridad por el territorio exterior, a descubrir y planear un futuro. A estudiar una carrera bella y poco práctica, relacionada con la lengua, el pasado, el arte y la historia. A licenciarse en sueños maravillosos. En cultura y memoria.". Arturo Pérez Reverte esta semana en el Semanal XL,"La habitación del hijo"


Este artículo de Pérez Reverte da para mucho más que lo que recoge esta entrada, ya me pensaré si hacer mías sus palabras en otra ocasión. Hoy, de momento, me sirven para escribir sobre el último libro con el que "coincidí"( porque -como se dice en él-"la vida está llena de encuentros, el sentido radica en coincidir") "Ella, que todo lo tuvo"; sobre el último "amigo" que he hecho porque ,tal y como comentaba mary en alusión a la entrada del domingo pasado, los libros son como los amigos.

Ella, lo descubrí con asombro al poco de empezar a leer esta obra , no se refería aquí al pronombre, sino que es nombre propio de mujer. Italiano. Una mujer, una escritora que, después de creer haber perdido a su familia en un accidente de coche, se marcha a Florencia en busca de un diario, del que sólo conserva una página para poder así narrar una nueva historia y darle la forma de novela. Es así un libro sobre otro libro. Pero una vez allí, y como "Lo que nos falta podemos soñarlo..." ,Ella inventa y se desdobla en la "Donna di lacrima", una mujer misteriosa que recibe a hombres ilustres a los que escucha envuelta en un velo y cubierto el rostro con una máscara en su ático. De ninguno de ellos , sin embargo , aprende tanto como de las palabras de un vagabundo al que encuentra la primera noche por la calle. Como quiera que yo tengo la manía de subrayar las líneas de los libros que llaman mi atención a lápiz, dejé mi zarpa en algunas citas de este personaje bohemio como estas:


"Las apariencias engañan, no somos por lo que tenemos, sino por lo que sentimos""Este hombre es más pobre que yo, mi miseria es facil de limpiar, se quita con un buen baño y un traje limpio. Lavar la mezquindad del alma puede llevar toda una vida, y hay tanta esparcida por el mundo, que por eso la tierra apesta"


" A ser feliz también se aprende"(a esta le puse mi marca de lapicero encima porque me recordó a mi abuelo, quien solía decir algo parecido, algo como que quien quiere en esta vida ser feliz es feliz, y quien quiere ser desgraciado es desgraciado)


"La sombra de la palabra no , una vez que se nos instala dentro, es alargada"(como la del ciprés de Miguel Delibes )"La mente siempre nos juega malas pasadas.Cuando ve que podemos ser felices recurre a estrategias para hacernos sentir inferiores. Algo te dice que no eres tan especial como para merecer un momento de alegría y te llenas de remordimientos. El sueño que más miedo da es atreverse a vivir"( Sobre estas palabras creo que cualquiera de los que pueda estar leyendo este blog ahora mismo, hubiera puesto el lápiz encima, como yo lo hice, porque creo que es consustancial a las personas esa sensación de no poderse creer las cosas buenas con las que a veces nos obsequia la vida)


Y por último, tracé una línea sobre lo que viene a continuación porque sin más ,eso que dice el mendigo es la vida que " está hecha de pedacitos: cosas que vives, cosas que sueñas, un poco de lo que te dice el vecino; un trozo de pizza, una caída y una canción; dos raticos al sol, uno de dolor", un tiempo compartiendo esta entrada con quien quiera leerla o teniendo en mis manos este libro que comento.

En su intento de recuperarse a si misma y ante la incapacidad de volver a escribir,como"los destinos son únicos y entre estos y los seres humanos existe una unidad indisoluble, un vínculo muy difícil de romper"y "el escritor es escritor aunque no escriba, aunque ni siquiera sepa que lo es", acaba igualmente rodeada de libros. Por un lado, en la escuela de restauración de aquellos que fueron destruidos y arrastrados por las aguas del río Arno en el aluvión que asoló a Florencia en 1966, con ayuda del preofesor Sabatini, quien también pronucía algunos de los mejoes discursos de esta novela.


"En el mundo del arte existe otro tipo de pérdida. Yo soy un hombre solitario. Aquí no hay sólo papel y tinta. Hay una vida"


"Todas las puertas, por pequeñas que sean, conducen a algún sitio"

Y por otro lado, en la librería a la que acude tantas veces como al Harry`s bar(tan bien descrito este último, por cierto, que entran ganas de tomarse un vodka como el que pide la escritora para acompañar la lectura), donde se haya custodiando estos"seres", Lívido, un librero tan solitario y tan parecido a Ella que necesariamente acabarán encontrándose. Es lo que tenemos las personas solitarias, como se relata a la perfección, creo yo, en estas páginas. ("Los solitarios eran una raza especial. Tenían el don de ver lo invisible. A falta de compañía desarrollan la capacidad de emocionarse y percibir, de ver que todas las cosas tienen su propia alma"). Ángela Becerra introduce la poesía de otros autores a través de Lívido, que, tímido como yo , ya que no se atreve a abrir la boca y dado que "las palabras son como el agua, sino encuentran salida terminan por crear su propio cauce", utiliza para comunicarse con ella versos como este precioso de Whitman "Quienquiera que seas, pongo en ti mis manos para que seas mi poema", que es basicamente lo que hacemos los poetas, sobre todo cuando nos enamoramos.

Con todo, es de ella misma, de su soledad misma, y de "la otra" (aquí si digo que hay que leerse el libro para saber quien es "la otra")que le pregunta cosas como si"todavía cree que los demás tienen la llave de su felicidad, porque la vida no es más que una música que cada uno interpreta de manera distinta"); de los recuerdos de su hija Chiara"porque uno sin sus fantasmas está solo" a la que le confiesa su debilidad("nada me dolía, no se lo digas a nadie, tesoro mío, en realidad me dolía todo"),o de su marido Marco al que reconoce "haber regalado su libertad, y con ello haber cometido el error más grande que se puede cometer",son de quienes más aprende en este viaje que Ella emprendió, como lo he hecho yo estas tardes de agosto con la novela de Ángela Becerra, y como lo hice hace ya tantos años por la Florencia que yo recuerdo y a la que me ha trasladado tan facilmente la escritora.


"Y ASI PUES,EL ÚNICO FUTURO QUE NOS QUEDA ES EL PRESENTE"


Emma Peel

domingo, 9 de agosto de 2009

Una escritora encantadora


He modificado una poco, y a mi conveniencia, el título del último libro de Marian Keyes, "Un tipo encantador" para hablar hoy de esta escritora, de libros y de literatura.

Como en el anuncio que hasta hace poco daban en televisión con el difícil fin de fomentar el maravilloso entretenimiento de leer y que retrataba a una hija copiando todo lo que hacía su padre y rezaba algo así como "si tú lees, ellos leen", yo encontré bien pronto en los libros, no sólo una escapatoria vital al aburrimiento, sino también un salvavidas y una pasión con la que viajaría el resto de mi vida. Supongo que,como leí el otro día "entre el destino y la persona hay un vínculo indisoluble" y que -hubiera o no "copiado" a mis padres en esta afición-yo estaba destinada a los libros. Pero la realidad es que crecí viendo a estos seres llenos de páginas por todas partes(despacho, estanterías, comedor y hasta en la cocina, pero sobre todo, en las mesitas de noche)y, como quien se cría en el campo y hace de los grillos en verano sus amigos, yo enseguida me hice camarada de los libros que me han acompañado y batallado conmigo en todas las guerras de mi vida, resultando en algunos casos más heridos que yo. Había tantísimos en mi casa que llegué a presenciar incluso en una ocasión la versión moderna de la quema que hacen en "Don Quijote de la Mancha" de los libros de caballerías para evitar que el viejo Alonso Quijano siguiera enloqueciendo de tanto leer. Estaban apilados en montañas en el suelo del descansillo sobre todo, creo recordar, novelas policiacas y ejemplares de Sherlock Holmes, iban todos a la calle porque literalmente nos comían los libros. Pero dio igual, para un amante de la lectura es inevitable que estos amigos se acaben reproduciendo nuevamente como los conejos a velocidades vertiginosas y, de repente, en menos de lo que canta un gallo, la casa volvió a llenarse nuevamente de obras. Esto tiene mucho mérito en una familia que ha sobrevivido a ocho mudanzas, no sabremos nunca la cantidad de textos que se perdieron con ellas.


Tengo una tendencia innata, como ya se ha podido observar en este blog, a enrollarme como las persianas, y todo el párrafo anterior sólo lo necesitaba para contextualizar mi primer encuentro con Marian Keyes. Fue el año pasado, recién llegada de vuelta otra vez al norte, una tarde de sábado buscaba en esa pequeña biblioteca, que es la casa de mis padres y para llevarme a la mía, lomos de volúmenes que llamaran mi atención, o más bien mi intuición (siempre escogo los libros por corazonadas, de lo que deduzo que más bien son ellos los que me escogen a mi). Ese día "Susi para principiantes" me eligió. Y a partir de ahí, seguí yo sola. Como soy un poco compulsiva, si un autor o autora me gusta devoro sus títulos como si fueran palmeras de chocolate a ritmo considerablemente rápido y empiezo a ser cliente asidua del Corte Inglés, de FNAC, o sobre todo, del "Estudio", de la calle Calvo Sotelo en Santander( ya no quedan librerías pequeñas, y es una pena)en busca siempre de otra obra del mismo escritor hasta agotarla por completo. Eso me ocurrió el año pasado con toda la bibliografía de Marian Keyes.


Parte de ella fueron regalos de cumpleaños o de Navidad y la mayoría salieron de mi bolsillo al que le pasa lo mismo que a mi padre, que le sale más caro un libro que una noche de fiesta porque en una sola madrugada consume en páginas el equivalente económico a una cara borrachera. Así fui dando con títulos como"¿Ahí alguien ahí fuera ?", "¿Quién te lo ha contado?(mi favorito, y el único prestado), el último leido, "Rachel se va de viaje", o el último publicado y que da nombre a esta entrada, "Un tipo encantador".Todos ellos tienen una cosa en común, además de que su autora pudiera ser perfectamente la Jane Austen de hoy, y es el tipo de protagonistas: mujeres de entre veinti muchos a treinta y pocos, con los clásicos problemas de las solteras, pero también con las innegables y míticas ventajas de las mismas. Sobra decir que si me he alimentado de estos libros durante un tiempo ha sido porque me sentía identificada con sus personajes hasta tal punto que soñaba ,mientras leía, que también yo podría contar las peripecias de mi propia vida con ayuda de mis amigas. Si alguien ha leido el último artículo de Carmen Posadas en el Semanal XL, "El club de las viejas confundidas", sabrá mejor a lo que me refiero porque bien podría ser el tipo de mujer con el que se define la articulista, el tipo de mujer al que aspira ser cualquiera de las "chicas" de Marian Keyes o yo misma ("Sólo pretendo tener el aire de una persona joven. En otras palabras, parecerlo por la forma en que me muevo, sin rigidez y también si afectación. En realidad a lo único que aspiro es a parecer una señora de cincuenta y seis años que intenta tener el mejor aspecto posible. Y en cuanto al club de las viejas confundidas, espero resistir un año más la tentación de vestirme de nena")


Por si alguien quiere leer lo último de esta autora, sólo diré que "Un tipo encantador" va sobre un tema tan trillado, y no por ello poco interesante, cual es la violencia de género. Y ,como por razones de trabajo, conozco un poco los entresijos de este tema escabroso, hay un común denominador entre esta realidad y la ficción de la novela que retrata a la perfección y desde el principio, la escritora: el silencio que domina este problema.


Emma Peel

sábado, 1 de agosto de 2009

De nombres y barcos: "El Beiramar"

En su espacio del XL Semanal "Patente de Corso",escribió Pérez Reverte hace unas semanas sobre barcos,y los que somos(bien sea por iniciativa propia, bien por herencia genética, educacional o sentimental-como es mi caso-)amantes de la mar(que le decimos en el norte)nos emocionaron sus palabras.


"Un barco,sobre todo si se trata de un velero, es un ser vivo.Fue Joseph Conrad quien dijo que, del mismo modo que los hombres, esos singulares individuos flotantes se mueven en un elemento inestable, sometidos a sutiles y poderosas influencias, y prefieren ver sus méritos apreciados que sus defectos descubiertos.Nunca hubo una verdad como esta....Hay barcos felices y barcos tristes. Hasta en el modo de bornear cuando están al ancla se les notan las maneras. Los hay de poco carácter, siempre dispuestos a ser lo que es el hombre que los gobierna; pero también con personalidad propia, acusada, capaces de tomar por si mismos decisiones fundamentales para su supervivencia y la de aquellos a quienes transportan. Yo mismo he visto, en mitad de un chubasco espantoso, un velero noble gobernarse por si solo...Un buen barco piensa por si mismo, y es capaz, de hacer cualquier cosa menos hablar. Incluso, para un oído atento, algunos barcos hablan...La historia más pintoresca de nombres de barcos la viví en persona hará diez o doce años, cuando escuché por radio una llamada de socorro en los siguienets términos: "Arriba España, mayday, mayday. Latitud tal, longitud cual. Mayday. Arriba España".Hasta que llegué al lugar del siniestro estaba convencido de que se trataba de un fantasma de la Guardia Civil, y que me iba a encontrar con el espectro de un crucero hundiéndose de proa. En vez de eso, lo que encontré fue una embarcación a motor de ocho metros con banderas rojigualdas pintadas a una y otra banda; y a popa, flameando al viento, una enorme enseña franquista. Sin poder darle crédito a la cosa-apartaba los prismáticos para frotarme los ojos y volvía a mirar de nuevo-comprobé que el nombre de la embarcación, era precisamente ese:"Arriba España".Luego supe que el patrón era obviamente más surrealista y facha que la madre que lo parió. Le di un cabo hasta que vinieron a remolcarlo, y allá se fue el hombre con su barco y sus banderas. "Es para joder a los rojos", dijo al despedirse. "Así, cada vez que alguien me llama por radio, lo obligo a decir Arriba España".

Dejando a un lado la última parte del artículo que he de reconocer que, aunque a mi me hizo mucha gracia, dudé si rescatarla para el blog vislumbrando la posibilidad de herir sensibilidades políticas o crear conflicto-se disiparon mis dudas cuando, después de enseñarlo a gente de distintas ideologías, comprobé que las sonrisas que despertaban estas letras eran las mimas en uno y otro caso-, yo quiero hablar de veleros que, como deja entrever el escritor, son más barcos que ningun otro. Y, hablando de nombres de barcos, quiero mentar al Beiramar.


Uno de los recuerdos más bonitos y más claros de mi infancia se corresponde con una época en la que mi padre tendría unos siete u ocho años más de los que cuento yo ahora( lo que empieza a significar, otra vez, que me hago mayor).En él navegamos los dos en un pequeño velero de cubierta amarilla con Felix, el patrón del mismo y tan amigo de mi padre que le hacía hueco cada tarde para que pudiera disfrutar del mar con una parte de su familia. No soy capaz de recordar, sin embargo, el nombre de aquel velero, ni el número de año que correspondía a aquel verano. Si recuerdo, por contra, lo que sucedería después.


No se si porque había de ser así por destino , por la cultura marinera de la que se empapó mi padre en un pueblo de su Galicia natal, o porque, tras muchos años, reunió los ahorros suficientes para hacer real un sueño, sea por lo fuere, se marchó al sur de Francia y de allí regresó con un viejo velero, el Beiramar. En gallego Beiramar significa orillas del mar, existe incluso un parque en ese pueblo del que hablaba antes que se encuentra , precisamente,a los pies del mar con esa misma denominación. Supongo que siempre recurrimos a la infancia, o a la parte de ella en la que fuimos felices, para ponerle nombre a las cosas del presente más modesto. Aunque un barco no sea una cosa, por el contrario sea-como cuenta Pérez-Reverte - un ser vivo. El Beiramar era un barco discreto,pero que, a su pesar, llamaba la atención. Algo similar a lo que le sucede a su capitán, se bien lo que me digo. Se podría decir que, en este caso barco y gobernante tenían la misma personalidad. Me resulta practicamente imposible clasificarlo de manera tan sencilla como hace Pérez-Reverte porque aquel velero sólo quería hacer su trabajo( que era navegar y hacer tranquilos a sus ocupantes)pasando desapercibido.Excepto su marino, es decir, mi padre, creo que niguno fuimos leales al Beiramar. Como adelantaba antes, yo era una niña y a los niños, la infancia. Me encantaba navegar, pero dejé de hacerlo cuando navegar se convirtió en otra cosa que no he podido nunca explicarle a mi padre. Ahora , a través del blog, puedo. O puedo intentarlo, aunque sólo sea por eso de que "las cosas deben decirse porque el momento pasa y volvemos a estar solos"(es una cita de la película "Tierras de Penumbra"). Dejé de navegar porque ya no éramos sólo nosotros dos y el mar; aquello cambió y pasó a ser otra cosa, más familiar e incluso más divertida, pero yo dejé de poder escuchar el sonido del mar entre tanto ruido de "domingo en el barco" y aquella discreción de estar a solas con el mar desapareció para siempre, y dejé al Beiramar. A partir de ahí, en ese momento de la vida de todos nosotros en el que se confunden la infancia y la adolescencia, encontraría mi propio sueño, la literatura. Con los hijos, creo yo, pasa como con los veleros de este artículo, que algunos tienen "personalidad acusada y, sin dejar de ser nobles, se gobiernan por si solos".





Decía que su patrón fue leal al Beiramar porque lo cuidó como a un niño( recuerdo especialmente el episodido de "el barco tiene carcoma", como si dijese "el bebé tiene gripe") hasta que ya no se pudo hacer nada. Entonces alguien de Gijón , creo, se lo llevó a otras aguas para darle otra vida. La tercera. Porque los veleros, algunos, tienen-que se sepa-como le pasa a los gatos, varias vidas.


Y así, hace menos de una año, y después de que el que sería su principal tripulante, se recorriera casi toda la España costera y parte de Francia, así es como apareció el Beiramar 2( me sorprendió ver que mi padre no se complica con eso de los números romanos, y es que una de las cosas que caracteriza a los marinos es su espíritu práctico). Curioso, porque lo teníamos al lado , en el puerto de Getxo, y no lo sabíamos. Como suele pasar con las cosas importantes de la vida. Dijo mi madre que le daba buenas vibraciones el barco, como si alguien hubiese debido ser muy feliz allí. Y aquí es donde empieza la segunda vida del Beiramar, que es, para la que escribe, el nombre de barco más bonito que haya leido nunca.



Emma Peel

domingo, 26 de julio de 2009

FRACASO Y TRIUNFO

"El miedo más común-cuenta la columnista Bárbara Alpuente en la revista "Yo Donna"-,sin contar el miedo a la muerte y a la enfermedad, es el miedo al fracaso.No nos han educado para asumir el fracaso y creo que es esencial para no sentirse un desgraciado.Y el fracaso solemos relacionarlo con el entorno social.Tememos el fracaso o el éxito ante los demás.Es un clásico sentirse un fracasado por no haber alcanzado lo que tiene el resto.Pero es que el resto también tiene miedo.Un fracaso no es una derrota, es una oportunidad.Si desde niños alguien nos hubiera contado que fracasar es natural , quizás asumiéramos con más tranquilidad que uno puede fracasar incluso varias veces al día.Hay que perder el miedo a equivocarse.Hay pocas cosas de verdad irreversibles en la vida y las opciones que manejamos no suelen ser tan trascendentales como creemos.Yo os animo desde aquí a que fracaseis y asumais vuestro fracaso.Y seamos realistas,vamos a fracasar queramos o no alguna vez, así que al menos hagámoslo con dignidad,con decisión,con elegancia y,sobre todo, con frecuencia."



Quien escribe aquí,después de este recorte de artículo de Bárbara Alpuente, también ha fracasado muchas muchas veces en la vida,se ha equivocado en quinientas mil ocasiones y se ha arrepentido de incontables decisiones , y precisamente por eso,quien escribe estas líneas se considera una triunfadora en esta vida.Me explico, no me ha dado un ataque de ego de repente,es que he sentido estas palabras de la escritora como si me las hubiera quitado de la mente porque también yo considero que no sólo, -como dice el refrán- "equivocarse es humano",sino que es además sano y es la regla general , como lo es la imperfección.Pero también considero que la equivocación no es sinónimo de fracaso,muy al contrario,fracasar,reconocerlo sin vergüenza ninguna ante esta sociedad en la que la gente cree estar obligada a ocultar los reveses de la vida, y querer seguir,eso está sólo al alcance de los que yo considero triunfadores.



A mi no es que me educaran para fracasar, pero si lo hicieron para asumir de manera no traumática las derrotas y ,sobre todo sobre todo , me enseñaron a no necesitar esconder a los demás esos presuntos fracasos.Y digo presuntos, porque nunca uno puede saber si lo que hoy es un fracaso realmente es un éxito revestido de mala pata y viceversa.Gracias a los principios que escogieron mis padres para nuestra educación(mi hermano en este punto es igual) yo aprendí muy pronto tres cosas:la primera, a luchar cada guerra hasta el final,a morir-como quien dice-con las botas puestas;la segunda, a caerme al suelo con el mayor orgullo posible;y en tercer lugar, a decidir levantarme,igual que a tropezar, con todo el equipo.Y en consecuencia, como siempre en la vida, mucho más por el ejemplo de mis mayores,que por las clases teóricas,me enseñaron-queriendo o sin querer-a ser lo mejor que,pienso yo , se puede ser en esta vida, a ser humilde porque "el exito no enseña absolutamente nada".Se lo he leido a un personaje de la actualidad que no quiero mencionar para que la cita no pierda valor, alguien que sea como fuere, ha conocido el lado radical de las dos cosas en relativamente poco tiempo.



En un viaje en coche me comentaba hace tiempo Mell boy,con el que además de otras muchas cosas tengo en común el haber sido opositora ,el haber "fracasado" y haber "triunfado",que debería ser obligatorio para formar caracteres opositar y fracasar al menos una vez en el intento.Este fin de semana he compartido unas horas con Tania,otra opositora.Verla reponerse de la supuesta batalla perdida, dar las gracias y decir que continuará porque otra cosa no ,pero ella guerrera es un rato, ha sido una dosis de ejemplo.Los opositores,siempre lo diré,ellos si que saben porque ellos están hechos de otra pasta.Porque, ellos-como me sucediera a mi un día-han empezado desde abajo y han sabido lo que es no tener nada y vislumbrado la posibilidad de no llegar a tenerlo nunca y , a pesar de eso, han continuado dejándose los ojos y la juventud-como me decía mi madre cuando me hundía- en unos libros.Eso, mucho más que aprobar después, aunque ellos ahora no lo sepan, es el éxito.Una plaza, un sobresaliente o un comentario de la gente dura cinco minutos en la boca, y poca más en la memoria del que lo recibe(hace un par de semanas "el observador"-compañero de otro blog-le regaló a través de un tercero un piropo a las letras de Emma Peel.Gracias).Pero, como iba diciendo, lo que se ha cosechado hasta recoger eso que llamamos triunfo y que en cada uno toma el disfraz de una meta distinta, son las cicatrices, las heridas que demuestran que participamos de aquella guerra y son lo que uno lleva consigo para siempre conformando la personalidad, que con suerte, pueda ser la de alguien humilde.La de un campeón.



Emma Peel

domingo, 19 de julio de 2009

Lo que uno lleva consigo




Volviendo a mi ciudad de trabajo un domingo por la tarde en el autobús, y antes de irme de vacaciones al que fue mi destino durante casi tres años y donde se dejó Emma Peel un trozo del corazón, di con este artículo de Javier Marías, que interpreté como una señal de lo que estaba a punto de ocurrirme. "Lo que uno lleva consigo".




"...Cuando uno ha vivido en una cuidad lo suficiente, más aún, si lo ha hecho intensamente y a edades que resultan ser cruciales en la vida de casi todo el mundo, se puede decir que, por mucho tiempo que pase, uno no pierde ese lugar de vista. Lo lleva consigo incorporado, y no es infrecuente tener la extraña sensación de que uno puede salir de su casa y dirigirse al instante a un punto concreto de esa ciudad alejada....Uno puede estar instalado en una realidad muy distinta de la del pasado, y en modo alguno la pierde por la repentina visitación de lo remoto, pero el espacio es el único verdadero depositario del tiempo, del tiempo ido. Por eso cuando regresa a una ciudad familiar, se produce una momentánea comprensión del tiempo entero y lo que anteayer era lejano hoy se nos hace falsamente cercano. Tras unos primeros pasos titubeantes, esos mismos pasos lo llevan a uno automaticamente por los itineraios olvidados y de golpe recuperados. Y no se extravía ni se equivoca. Y siguen las personas, para mi gran fortuna, y además estoy en paz con ellas. En su compañía, de pronto, no es que no hayan transcurrido nuestros respectivos tiempos (ya lo creo...). Pero la charla y las risas son inverosimilmente parecidas, durante una rato, a como solían ser cuando éramos jóvenes. Cuánto alegar comprobar que hay personas y sitios que siempre están, aunque permanezcan lejos o parezcan perdidos. SEGURAMENTE SOLO SE PIERDE DE VERAS LO QUE UNO OLVIDA O RECHAZA, LO QUE PREFIERE BORRAR Y YA NO QUIERE LLEVAR CONSIGO, LO QUE NO QUEDA INCORPORADO A LA VIDA QUE SE CUENTA UNO A SI MISMO."




Bueno , la ciudad a la que se refiere Javier Marías es Venecia. La mía queda un poco más cerca. En el Sur de España, un pueblo que fue mío durante casi tres años -como dice el escritor- "en una edad crucial en la vida de todos" (en mi caso, entre los veintiseis años y los treinta años). Durante un tiempo, pensé incluso en quedarme a vivir allí indefinidamente. Por lo que yo creo que fue fortuna para mi, decidí no hacerlo, de modo que esa ciudad y ese pueblo del Sur cuentan ahora con la ventaja de la idealización que produce la nostalgia de otros tiempos que, sabemos, no van a a volver. Y viniendo de alguien que ,como yo, vive en el Norte de España y ha asumido como propia y con su propio sol la lluvia y con su propio color los cielos grises, no resula excesivamente dificil querer trasladarse mentalmente de vez en cuando a ciertos lugares. Y en ocasiones también fisicamente.




Por eso , y por razones sentimentales que no vienen al caso (ese caso ya daría para otra entrada completísima) decido habitualmente pasar mis días libres en esa ciudad y en ese pueblo donde, como dijo mi hermano cuando lo visitó para ayudarme a hacer la mudanza hace ya más de cuatro años, la primavera es eterna. Este año lo he hecho en compañía de una amiga del Norte con la intención de no enfrentarme sola al miedo que produce a veces el saberse opuesto -porque una ya no es la misma, era imposible seguir siendo la misma- a los recuerdos. Y efectivamente, las cosas seguían, más o menos (el menos por efecto de la crisis), como yo las había dejado y tal y como mi corazón las recordaba.






Mi casa blanca de Andalucía a la que sólo le faltaba para estar completa mi perro también blanco asustándose al pasar por sus muchos espejos; mi amiga rubia del Sur; las playas alejadas de tierra en vez de arena fina, como la del "tesorillo" con su hamacas y sus cócteles de colores; "la plaza Kelibia" con mesas de cervezas "alhambra" siempre llenas y siempre repletas de gente; "la cruz de San Cristobal", que en este viaje no visitamos y a la que tanto me costó subir una vez; o "el paseo de Velilla" donde en otro tiempo vivió alguien que yo conocía. Y en la ciudad con duende: la calle "Elvira", que ya no será nunca más tu calle; "la calle Navas" y ese bar donde descubrí el verdadero tamaño de una balón de cerveza y de una tapa; los baños con olor a té; el mirador más bonito que recuerdan haber visto mis ojos y que no puedo describir porque resulta que no hay nada que no se haya dicho o escrito ya sobre sus vistas que se instalaron para siempre en mis retinas, y eso que quiene escribe proviene de donde los paisajes son tan verdes como en Irlanda y el mar tan azul y amplio como el cielo de Estambul; pero sobre todo, mi Mellboy, al que encontré, y no casualmente, "por quemar tierras extrañas", como canta Shakira. El domingo pasado fue la última vez (no caí en ello hasta estar en el avión de vuelta al Norte) que pasearía por esa ciudad,o por lo menos, la última vez que lo haría en mis circunstancias de ahora.




Y como Emma Peel no escribe para vivir (ya le gustaría), como mucho vive para escribir, esta semanas ha estado lejos de este blog para VIVIR. Y, ahora que muchos comienzan sus vacaciones, yo que ya las he terminado, prometo que reocuparé todos los huecos dejados estas semanas en este espacio, en este "dreamsontour", que ya está "incorporado"en mi para siempre.





Emma Peel

viernes, 19 de junio de 2009

Un ángel español en la India



En uno de los comentarios de la entrada que escribí la semana pasada mi amiga Mary decía que la India estaba triste, que se había ido Vicente Ferrer, como todos los grandes. Como me conoce esta amiga, como sabía que no iba a dejar pasar su comentario para escribir en el blog sobre Vicente Ferrer.


Me ha impresionado la cantidad de gente que a través de internet le ha dedicado poemas y el incontable número de blog que le rinden homenaje. Este es uno más, y lo sé, pero es el mío.

Murió como vivió. Y murió en la India. Como dice Pérez Reverte, "puerca España". Y esta "puerca España" no se merecía ser lo último que vieran los ojos de Vicente Ferrer cuando se cerraron para siempre.


Basta poner su nombre en google para saber que este exjesuita y cooperante catalán vivió toda su vida dedicada a los pobres de la India. Dijo en 1969 "he declarado la guerra al dolor y al sufrimiento y he firmado un compromiso de paz ". Hoy estamos en el 2009. Desde esta frase han pasado cuarenta años. Conozco muchos compromisos (la mayoría) que duran bastante menos. La palabra de honor sobre la que escribí en otra entrada. A veces es bonito, para los que seguimos creyendo en los principios, que nos den en las narices con un ejemplo como este.



A más de ocho mil kilómetros de su pais, y una vez que ya se ha nos ha ido, no dejan de crecer los apoyos a su candidatura para el premio Nobel de la Paz. "Francamente queridos -nos diría si estuviera aquí-, me importa un bledo". A buenas horas, mangas verdes. Toda una vida dedicada a luchar por los demás y tienen que morírse para que les reconozcamos su labor. Como digo, este país es así. "Puerca España".


Sea como fuere yo soy de las que valoro por encima de cualquier otra cualidad la bondad. No a la gente que va de buena -como me decía la otra noche un amigo de esos con los que, contra todo pronóstico, conectas sin saber por qué-, sino a la gente buena. Sin más. Y Vicente Ferrer era no sólo un buen hombre, sino que además era un hombre bueno. Y, por si fuera poco, sabio(como todos los buenos), sabio pues muy pronto entendió que es "la acción buena la que nos hace felices y la mala la que nos destruye".


A ver si Mell boy me cuelga una foto de Vicente Ferrer para ilustrar esta entrada. A mi me ha bastado mirar su cara y reconocer que hay ocasiones en las que me rindo a la evidencia del refrán que dice que una imagen vale más que mil palabras. Pocas veces se emociona Emma Peel con una ilustración (las palabras son otro caballo de batalla).


En fin , a pesar de todo,y a pesar de que los ángeles no entienden de estas cosas, española era la nacionalidad de este ángel que nos mandaron a la India.


Gracias Mary por acordarte de él. Y gracias, Vicente Ferrer, por predicar con el ejemplo y por haberme ayudado a "entender mejor mi corazón a través de los libros", como tú decías.



Emma Peel