sábado, 1 de agosto de 2009

De nombres y barcos: "El Beiramar"

En su espacio del XL Semanal "Patente de Corso",escribió Pérez Reverte hace unas semanas sobre barcos,y los que somos(bien sea por iniciativa propia, bien por herencia genética, educacional o sentimental-como es mi caso-)amantes de la mar(que le decimos en el norte)nos emocionaron sus palabras.


"Un barco,sobre todo si se trata de un velero, es un ser vivo.Fue Joseph Conrad quien dijo que, del mismo modo que los hombres, esos singulares individuos flotantes se mueven en un elemento inestable, sometidos a sutiles y poderosas influencias, y prefieren ver sus méritos apreciados que sus defectos descubiertos.Nunca hubo una verdad como esta....Hay barcos felices y barcos tristes. Hasta en el modo de bornear cuando están al ancla se les notan las maneras. Los hay de poco carácter, siempre dispuestos a ser lo que es el hombre que los gobierna; pero también con personalidad propia, acusada, capaces de tomar por si mismos decisiones fundamentales para su supervivencia y la de aquellos a quienes transportan. Yo mismo he visto, en mitad de un chubasco espantoso, un velero noble gobernarse por si solo...Un buen barco piensa por si mismo, y es capaz, de hacer cualquier cosa menos hablar. Incluso, para un oído atento, algunos barcos hablan...La historia más pintoresca de nombres de barcos la viví en persona hará diez o doce años, cuando escuché por radio una llamada de socorro en los siguienets términos: "Arriba España, mayday, mayday. Latitud tal, longitud cual. Mayday. Arriba España".Hasta que llegué al lugar del siniestro estaba convencido de que se trataba de un fantasma de la Guardia Civil, y que me iba a encontrar con el espectro de un crucero hundiéndose de proa. En vez de eso, lo que encontré fue una embarcación a motor de ocho metros con banderas rojigualdas pintadas a una y otra banda; y a popa, flameando al viento, una enorme enseña franquista. Sin poder darle crédito a la cosa-apartaba los prismáticos para frotarme los ojos y volvía a mirar de nuevo-comprobé que el nombre de la embarcación, era precisamente ese:"Arriba España".Luego supe que el patrón era obviamente más surrealista y facha que la madre que lo parió. Le di un cabo hasta que vinieron a remolcarlo, y allá se fue el hombre con su barco y sus banderas. "Es para joder a los rojos", dijo al despedirse. "Así, cada vez que alguien me llama por radio, lo obligo a decir Arriba España".

Dejando a un lado la última parte del artículo que he de reconocer que, aunque a mi me hizo mucha gracia, dudé si rescatarla para el blog vislumbrando la posibilidad de herir sensibilidades políticas o crear conflicto-se disiparon mis dudas cuando, después de enseñarlo a gente de distintas ideologías, comprobé que las sonrisas que despertaban estas letras eran las mimas en uno y otro caso-, yo quiero hablar de veleros que, como deja entrever el escritor, son más barcos que ningun otro. Y, hablando de nombres de barcos, quiero mentar al Beiramar.


Uno de los recuerdos más bonitos y más claros de mi infancia se corresponde con una época en la que mi padre tendría unos siete u ocho años más de los que cuento yo ahora( lo que empieza a significar, otra vez, que me hago mayor).En él navegamos los dos en un pequeño velero de cubierta amarilla con Felix, el patrón del mismo y tan amigo de mi padre que le hacía hueco cada tarde para que pudiera disfrutar del mar con una parte de su familia. No soy capaz de recordar, sin embargo, el nombre de aquel velero, ni el número de año que correspondía a aquel verano. Si recuerdo, por contra, lo que sucedería después.


No se si porque había de ser así por destino , por la cultura marinera de la que se empapó mi padre en un pueblo de su Galicia natal, o porque, tras muchos años, reunió los ahorros suficientes para hacer real un sueño, sea por lo fuere, se marchó al sur de Francia y de allí regresó con un viejo velero, el Beiramar. En gallego Beiramar significa orillas del mar, existe incluso un parque en ese pueblo del que hablaba antes que se encuentra , precisamente,a los pies del mar con esa misma denominación. Supongo que siempre recurrimos a la infancia, o a la parte de ella en la que fuimos felices, para ponerle nombre a las cosas del presente más modesto. Aunque un barco no sea una cosa, por el contrario sea-como cuenta Pérez-Reverte - un ser vivo. El Beiramar era un barco discreto,pero que, a su pesar, llamaba la atención. Algo similar a lo que le sucede a su capitán, se bien lo que me digo. Se podría decir que, en este caso barco y gobernante tenían la misma personalidad. Me resulta practicamente imposible clasificarlo de manera tan sencilla como hace Pérez-Reverte porque aquel velero sólo quería hacer su trabajo( que era navegar y hacer tranquilos a sus ocupantes)pasando desapercibido.Excepto su marino, es decir, mi padre, creo que niguno fuimos leales al Beiramar. Como adelantaba antes, yo era una niña y a los niños, la infancia. Me encantaba navegar, pero dejé de hacerlo cuando navegar se convirtió en otra cosa que no he podido nunca explicarle a mi padre. Ahora , a través del blog, puedo. O puedo intentarlo, aunque sólo sea por eso de que "las cosas deben decirse porque el momento pasa y volvemos a estar solos"(es una cita de la película "Tierras de Penumbra"). Dejé de navegar porque ya no éramos sólo nosotros dos y el mar; aquello cambió y pasó a ser otra cosa, más familiar e incluso más divertida, pero yo dejé de poder escuchar el sonido del mar entre tanto ruido de "domingo en el barco" y aquella discreción de estar a solas con el mar desapareció para siempre, y dejé al Beiramar. A partir de ahí, en ese momento de la vida de todos nosotros en el que se confunden la infancia y la adolescencia, encontraría mi propio sueño, la literatura. Con los hijos, creo yo, pasa como con los veleros de este artículo, que algunos tienen "personalidad acusada y, sin dejar de ser nobles, se gobiernan por si solos".





Decía que su patrón fue leal al Beiramar porque lo cuidó como a un niño( recuerdo especialmente el episodido de "el barco tiene carcoma", como si dijese "el bebé tiene gripe") hasta que ya no se pudo hacer nada. Entonces alguien de Gijón , creo, se lo llevó a otras aguas para darle otra vida. La tercera. Porque los veleros, algunos, tienen-que se sepa-como le pasa a los gatos, varias vidas.


Y así, hace menos de una año, y después de que el que sería su principal tripulante, se recorriera casi toda la España costera y parte de Francia, así es como apareció el Beiramar 2( me sorprendió ver que mi padre no se complica con eso de los números romanos, y es que una de las cosas que caracteriza a los marinos es su espíritu práctico). Curioso, porque lo teníamos al lado , en el puerto de Getxo, y no lo sabíamos. Como suele pasar con las cosas importantes de la vida. Dijo mi madre que le daba buenas vibraciones el barco, como si alguien hubiese debido ser muy feliz allí. Y aquí es donde empieza la segunda vida del Beiramar, que es, para la que escribe, el nombre de barco más bonito que haya leido nunca.



Emma Peel

5 comentarios:

  1. Uno de los recuerdos más bonitos que tengo grabado (allá por los 18) es cuando me llevaste a navegar una tarde con tu padre en el Beiramar (no recordaba el nombre).

    Es curioso que alguien muy cercano a mí me ha comentado esta mañana que después del carnet de moto, quiere aprobar el permiso de patrón de barco, y me agrada la idea porque me imagino navegando exactamente igual que lo hicimos esa tarde de verano en un velero parecido : )

    Hausinka

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  2. Yo no llegué a navegar en el Beiramar, pero se que lo mismo que Beiramar 2 tiene la alegria y paz de sus antiguos dueños,Beiramar la tendrá siempre aunque algún día solo sea astilla; porque hasta los barcos tienen alma.

    Mery

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  3. Yo tb recuerdo con cariño aquella tarde en el Beiramar, pero mi debilidad es la personalidad del capitán...Le recuerdo llevando el barco y cantando (creo recordar que era en fracés pero no estoy segura). Supongo que ambas personalidades van unidas y que me gusta la gente valiente con personalidad marcada y auténtica.
    Estoy segura de que el Beiramar tendrá una vida feliz en esta bahía.

    Hell

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  4. No he podido evitar recordar este poema de Gabriel Celaya...espero que os guste:

    "Educar es lo mismo
    que poner un motor a una barca:
    hay que medir, pesar, equilibrar…
    …y poner todo en marcha.

    Pero para eso
    uno tiene que llevar con el alma:
    un poco de marinero…
    un poco de pirata…
    un poco de poeta…
    y un kilo y medio de paciencia concentrada.

    Pero es consolador soñar,
    mientras uno trabaja,
    que ese barco, ese niño
    irá muy lejos por el agua,
    soñar que ese navío
    llevará nuestra carga de palabras
    hacia puertos distantes,
    hacia islas lejanas.

    Soñar que, cuando un día
    esté durmiendo nuestra propia barca,
    con barcos nuevos,
    seguirá nuestra bandera enarbolada…"

    El Beiramar y el Beiramar 2 llevarán siempre esa bandera de felicidad, "aunque algún día sean sólo astilla".

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  5. BIENVENIDA,TANIA.

    EMMA PEEL SE HA EMOCIONADO MUCHO CON EL POEMA QUE HAS ELEGIDO.SIN PALABRAS ME HE QUEDADO

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