domingo, 26 de abril de 2009

Marley y yo. Más de perros



Lo cierto es que ya pensaba escribir la segunda parte de "Animales y Perros" desde que releí lo que había dado de si esa entrada en el blog :primero porque vi que me había dejado muchas cosas en el tintero(como el hecho de que -como piensa mi padre y no lo dice-no se fia de la gente que desprecia a los "chucos".Yo tampoco.Y he crecido con esa convicción.Ya soy demasiado mayor para creer algo distinto);y segundo ,porque me di cuenta que los perros son más queridos de lo que pensaba.Así me lo han hecho saber las personas que conocieron a los míos.Y les doy las gracias por sus comentarios.Han hecho por mi más de lo que creen.

El caso es que llevaba mucho tiempo queriendo ver la película "Marley y yo"("Pareja de tres" , que es como injustamente-creo yo- la han traducido en la versión castellana) . Nunca creí que sería una película dramática , pensé hasta en una comedia romántica.Cuando terminé de verla , llorando a moco tendido (sola , Gracias a Dios)estuve segura de que tenía que estar inspirada en una historia real .Descubrí que así era.Relata las memorias de Jonh Grogan, un columnista de Philadelphia Inquirer,y de la convivencia personal y de su familia durante trece años , con Marley ,un Golden hiperactivo.




Todos sabemos que cada año de vida humano equivale a siete años de vida en un perro , lo que hace que en la convivencia con un "chuco" podamos ver en mucho menos tiempo la infancia , la juventud y la vejez (hay una escena de la película en la que a Marley se le escurre una de las patas traseras al subir por las escaleras y es entonces cuando el espectador sabe que la vejez ya está allí.Yo recordé la primera vez que a mi viejo "Kalín" se le escurrieron las patas traseras volviendo de un paseo por la playa.También entonces yo supe que había empezado a envejecer) ; y comprobar aquello de que "la vida es corta".Nunca entenderé por qué están hechas las cosas de tal manera que algunos lleguemos a decir lo que le dice el confidente de "El Abuelo"( de Benito Pérez Galdos ) a Fernando Fernan Gómez(en la adaptación cinematrográfica del libro , para que nos entendamos mejor y le pongamos cara):"A mi me vas a hablar de soledad ,a mi que ya enterrré tres perros".Merecerían vivir tanto como las personas.Como no es así ,a los que amamos a los animales nos toca echarnos a las espaldas más despedidas que a la media .También más alegrías , más compañía y más ternura que a la media. La vida es justa a veces.

Y supongo que si vivieran tanto como sus dueños el mundo estaría lleno de "Canelos".A Canelo me lo dejé en el tintero la semana pasada.No se si aún seguirá en la puerta de un hospital de Cádiz esperando a que su dueño salga. Parece ser ,según contaba el telediario de hace muchos años, que al dueño de Canelo,que no tenía por compañía más que a ese perro, tras una de sus obligadas sesiones de hemodiálisis, todo se le complicó, y un buen día tras acudir al Hospital y pedir a Canelo que lo esperase en la puerta, no volvió a salir. Su amo moriría ese mismo día. Pero Canelo lo vio ante las puertas de aquel hospital por última vez y allí permaneció. Esperando mientras la gente le da pan y agua para que no desfallezca y ante la imposibilidad de llevárselo de allí .Desconozco si Canelo está ya con su dueño o si finalmente pudieron arrancarlo de allí y trasladarlo a una perrera.Y no se si quiero saberlo.




Tengo otra historia real de una perra que se perdió en los alpes suizos en unas vacaciones con su familia que , después de mucho buscarla , se dio por vencida y volvió en coche a España.Al cabo de meses la perra apareció ,esquelética , mugrienta y sólo reconocible por esos ojos perrunos , en la puerta de casa de sus dueños.Como sin poder hablar para dar su dirección llegó allí sigue siendo un misterio.

Y la última historia de este tintero mío particular ,es la de "Zabu".Un perro exacto a Marley , el de la peli.Zabu tenía doce años cuando yo le conocí y su último año lo pasó conviviendo con una nueva camada de golden retriever.Me explicó en aquel entonces su dueño que un mes antes de su muerte él ya sabía que se iba a morir y se apartaba lentamente y despidiéndose cada día de sus nietos.Sin dramas , sin más.Nosotros,los humanos -me decía-tenemos mucho que aprender de los perros ,de como toman ellos la muerte,como lo que es , como ley de vida.A una de aquellas nietas , "Cala" , todavía la veo de lejos corriendo por Santander y ,como soy miope , no distingo muy bien si es Zabu o Cala.Me pregunto si será la miopía o la memoria, que no puede olvidar , la que me juega esas pasadas.

La película "Marley y yo" termina como todos podemos preveer.Pero con una lección .Desde fuera , desde el jardín por donde el protagonista solía jugar con Marley observa en la ventana de su casa a su mujer y sus hijos y dice algo así como: "Marley ,mi perro, sencillamente, me hizo sentir extraordinario....¿de cuantas personas puede decirse esto?"




Emma Peel

sábado, 25 de abril de 2009

Viviendo en la era Pop


Navegando por la red en una tarde de Sábado dedicada al descanso y recuperación de fuerzas (...y ganas), con el fin de emprender de nuevo la misión que me ocupa en estos últimos meses, y tras haber mantenido una íntima, cercana y sincera charla acerca de lo personal, las relaciones, las oportunidades, trenes y sorpresas que nos da la vida con mi "hermano mayor", he encontrado una sesión íntima de Alejandro Díez.


Para algunos será un total desconocido por ese nombre, pero si digo que fué el alma mater de Los Flechazos hasta su desaparición, y que actualmente comanda la nave de Cooper, puede que sigais igual de perdidos. No problem!, es solo música. Pero en este caso Alejandro ha sido para mí uno de los mejorescompositores, letristas y cantantes de la escena musical nacional, y en concreto tengo que confesar que fué un gran apoyo en el cual me refugiaba durante mi adolescencia en aquellos momentos de soledad y desílusión. 

Hablaba de "Días grises", en los cuales se veía todo de otro color y la desesperanza y la tristeza se apoderaba de uno; también de "Luces rojas" que trataban de impedir conseguir nuestra felicidad; un sentimiento de cansancio existencial tras fracasos personales; una calle llena de recuerdos, vivencias y esfuerzo y dedicación no correspondida; nos presentó a "La chica de Mel", y nos mostró el modo de vida en la era Pop, así como a sortear las dificultades viviendo a toda velocidad, y a conseguir todo aquello que nos propusiésemos por encima de obstáculos y baches que hubiese que sortear. Canciones, en muchos casos, para una juventud ilusionada y pasional.






Pero no en solo los malos momentos estaba presente la voz de Alejandro para levantar el ánimo desconsolado de experiencias pasadas. Su nueva incursión como Cooper trae himnos más esperanzadores, verdaderos estimulantes cargados de energía y buenas vibraciones que me ha acompañado estos últimos años. 

Sus canciones hablan de relaciones, nostalgia, amigos, ilusiones, viajes, reencuentros, pérdidas, esperanza y miles de sentimientos con un estilo musical propio de las auténticas bandas mod de UK, siendo considerado por muchos como el principal referente mod nacional. No en vano, la estética que Alejandro ha mantenido durante el paso de los años no es más que un fiel reflejo de la moda que inicialmente el film "Quadrophenia" y posteriormente múltiples bandas como The Jam, The Kinks,  The Small Faces, The Who, Paul Weller y un largo etcétera han importado a miles de jóvenes en todo el mundo, caracterizados por sus impecables parcas, camisas entalladas, corbatassus inconfundibles peinados y como no, las inimitables e inconfundibles Vespas y Lambrettas que hacían de este movimiento un auténtico ejercito uniformado en carros voladores.



Ni que decir tiene, que quien bien me conoce sabrá que este último aspecto ha formado parte de mi estilo personal en los últimos años, si bien me considero un mod recatado. Ropa elegante a la vez que cómoda y juvenil, un gusto musical personal y un pequeño disfrute del que en ocasiones (no tantas como yo quisiera,...pero que espero que pronto se conviertan en muy frecuentes) puedo tener el placer de compartir como mi querida y única Emma Peel...dar paseos en la negra Vespa por las calles de Granada. Una experiencia singular y muy gratificante.

Para acompañar a todo lo dicho os dejo con algunos de los hits de Alejandro, tanto en su época en "Los Flechazos", como en su actual proyecto "Cooper", con una sesión exclusiva para myspace y tres de sus últimas creaciones. Espero que lo disfruteis tanto como yo lo he hecho.

COOPER - Live Myspace



Bluetonic Mellboy

sábado, 11 de abril de 2009

Animales y perros

Soy consciente de que esta entrada resultará indiferente a muchos. Al que no ame los animales que directamente se la salte; y el que opine que hay problemas, dolores y reclamaciones humanos más importantes, también. Otra vez Arturo Pérez Reverte porque sabía perfectamente que podía recurrir a él para hablar de los animales, de los perros especialmente. Ya comenté mi asistencia a una charla con el escritor. Por aquel entonces acababa de morir su perro, nos contaba, y dijo haber llorado más el día que lo puso en la camilla del veterinario y lo miró para que los ojos de su dueño fueran lo último que el perro se llevara, que el día del entierro de su padre. "¡Ala!", suspiró Merche, la amiga que me acompañó a aquella conferencia, "esto sale mañana en el Diario Montanés". Añadió también Pérez Reverte que creía sin género de dudas que los perros eran mejores que muchas personas. "¡Ala!" otra vez. Yo, sin embargo, que entonces sólo había perdido un perro, le entendí.

Aquello no se publicaría nunca en el Diario Montañés, pero...otra vez internet; maravilloso(parezco una paliana, pero sigo sin dar crédito a la posibilidad de poner un nombre -Pérez Reverte- y una palabra -animales- y que salga todo esto. Vendría a ser algo así como si a un ignorante total de la cocina -mi caso, para que vamos a acultarlo- le dicen "meta usted todos los ingredientes, bátalos y boalá...pato a la pekinesa listo para una familia tragona y numerosa de ocho personas". Ahora que lo pienso creo que una antigua compañera de trabajo me comentó que ya existía algo así. En fin, tendré que probarlo)

Tres artículos, los tres sobre el amor a los animales. Y mi versión de los hechos, como siempre.

Sobre Chusma y sobre cobardes: "Amo a los animales. Por no matarlos ni pesco. Tengo un asunto pendiente con los que exterminan tortugas, delfines, ballenas o atún rojo. También prefiero una piara de cerdos a un consejo de ministros. Creo que no hay nada más conmovedor que la mirada de un perro; mataría con mis propias manos sin pestañear, a quien torturara a un chucho. SOSTENGO QUE CUANDO MUERE UN ANIMAL EL MUNDO SE HACE MÁS TRISTE Y OSCURO, mientras que cuando desaparece un ser humano, lo que desaparece es un hijo de puta en vigencia o en potencia "

Perros e hijos de perra: "Algunos de ustedes saben que la vida que en otro tiempo me tocó vivir abundó en atrocidades. Tal vez por eso el horror y la barbarie me parecen vinculados a la condición humana, y siempre me queda el consuelo de que al fin y al cabo, no tenemos sino lo que merecemos, o sea, un mundo de mierda para una especie humana de mierda. Pero resulta que con los animales ya no tengo las cosas tan claras. Con los niños también me pasa, pero,esos pequeños cabroncetes terminarán haciéndose adultos. Los animales no tienen la culpa de nada. Y respecto a los perros, NADIE QUE NO HAYA CONVIVIDO CON UNO DE ELLOS, CONOCERÁ NUNCA, A FONDO, HASTA DONDE LLEGAN LAS PALABRAS GENEROSIDAD, COMPAÑÍA Y LEALTAD. Nadie que no haya sentido en el brazo un hocico húmedo intentando interponerse entre el libro que estás leyendo y tú, en demanda de una caricia, o haya contemplado esa noble cabeza ladeada, esos ojos grandes, oscuros, fieles mirar en espera de un gesto o una simple palabra, podrá entender del todo lo que me crepitó en las venas cuando leí las líneas de un reportaje sobre los perros de pelea y sus criadores: "El perro si ve que su amo está a su lado, lo da todo"

La perra de color canela: "El perro estaba suelto en la autovía, solo. Les cuento. Mientras repostaba en una gasolinera de Andalucía una perra de color canela se acercó a mi coche. El encargado me contó la historia. Un año antes un coche con una familia, matrimonio con niños, se había detenido a echar gasolina. Bajó la perra, la familia subió al coche y éste aceleró por la carretera. El encargado la vio salir disparada detrás sin que el conductor se detuviera a recogerla. Y volver exhausta al cabo de una hora. Cada vez que un coche se detenía, la perra levantaba las orejas y se acercaba a ver si eran sus amos que volvían. Pero no volvieron nunca. Ahí sigue y cada vez que llega un coche se sigue levantando. LOS PERROS SON LISTOS. TIENEN BUENA MEMORIA Y MÁS LEALTAD QUE LAS PERSONAS. LOS PERROS PIENSAN, OIGA. CASI COMO LAS PERSONAS.SIGUE CREYENDO QUE VOLVERÁN. Por eso lleva tanto tiempo sin moverse de allí..Esperándolos"




Bueno. Yo también amo los animales. Desde la niñez. Y unicamente puedo suscribir las palabras de Pérez Reverte al respecto y contar la parte que me toca. Desde muy muy pequeña el único regalo que pedía por reyes era un perro. Tozuda yo, lo conseguí."Braun", un airedale terrier precioso. Años más tarde se murió. Sin más. Pero con él mis padres me enseñaron el sentido de la responsabilidad porque aquel perro -nos decían a mi hermano y a mi - no era un juguete y había que sacarlo a la calle, darlo de comer, lavarlo, cuidarlo y sobre todo, quererlo. Lo quisimos. Y mucho (yo aún conservo una vieja foto de él).



De adolescente un perro de aguas negro (muy parecido al que los Obama han regalado a su hija alérgica), "Kalín". Vivió catorce años, por lo que me acompañó corriendo, fuerte y sano, por el camino de la adolescencia y juventud; y cruzó conmigo, viejo y enfermo, el puente que atravesé cuando de repente ya era adulta. Murió el día en el que yo me marchaba de casa de mis padres a empezar mi propia vida, y sigue siendo una de esas "no casualidades" que, para mi frustración, no he podido demostrar nunca. En aquellós tiempos leí más cien diez veces la "Elegía por la muerte de un perro", de Unamuno(que desde aquí recomiendo a quien entienda de lo que estoy hablando). Con él simplemente fui feliz. Aprendí, sin querelo yo, la lealtad y la compañía (incluso me escuchaba "cantar" los temas en mi época solitaria de opositora). Todavía a veces, cuando voy a ver a mis padres, me echo hacia atrás en el momento en el que se abre la puerta porque me parece que va a salir corriendo y va a saltar sobre mi el perro. Aquel animal se llevó también consigo sin saberlo, las últimas manifestaciones de cariño sin tapujos que mostraría mi padre creyendo que nadie le oía cada amancer, sobre las 6 de la mañana, mientras se preparaba su desayuno para soportar una dura jornada en el Juzgado de lo Penal. Las mismas muestras de amor fraterno que recibimos cuando niños y que, desde que nos hicimos adultos, quedaron tan lejos, fue capaz Kaín de sacárselas a ese tipo con fachada de duro use fue su dueño. Se llevan, ciertamente los buenos perros lo mejor de sus amos.



Y con el último, "Troylo", otro perro de aguas (y blanco) que, siendo cántabro, campa feliz por unas tierras de Úbeda y si su dueño da cien pasos él da ciento uno; al que -según me han comentado- le preguntan por las mañanas: "pero ¿cuándo vas a a aprender hablar? si es que sólo te falta eso", con él sobreviví en los comienzos más duros de mi vida. Y supongo que ese perro se hará viejo, mientras su dueño y mientras yo vayamos envejeciendo también.




Emma Peel

jueves, 9 de abril de 2009

Amores

"Amores se van marchando
como las olas del mar;
amores los tienen todos,
pero quien los sabe cuidar.

El amor es una barca
con dos remos en el mar:
un remo aprietan mis manos
el otro ,lo mueve el azar.

Quién no escribió un poema
huyendo de la soledad;
quién a los quince años
no dejó su cuerpo abrazar;

Y quién , cuando la vida escapa
y las manos tiemblan ya,
quien no buscó ese recuerdo
de una barca naufragar.

Amores se vuelven viejos
antes de empezar a amar
porque el amor es un niño
que hay que enseñar a andar;
el amor es como tierra
que hay que arar y sembrar,
míralo al caer la tarde ,
que no lo vengan a pisar."






Mari Trini


No es que me haya gustado especialmente Mari Trini nunca y para comentarios musicales ya está Bluetonic Mellboy, pero esta semana me enteré de su muerte y no he podido evitar acordarme de la letra de la canción que he trascrito.Si lo he hecho no es por quitarle méritos al comentarista musical de este blog ni mucho menos pretendiendo entrometerme en su "sección", sino simplemente porque esa canción es poesía y es además , parte de mi historia con la literatura.


Tenía yo precisamente quince años cuando rememoraban esta canción en la radio sobre las seis y media de la mañana (ya empezaba entonces a tener problemas con el sueño:no venía de juerga , simplemente me desvelaba demasiado pronto antes de ir al colegio) y mientras mi padre se preparaba su café y aquella música sonaba de fondo le oí murmurar :"Vaya , Mari Trini , esta canción era de cuando tu madre y yo éramos novios".Cursi , si , si ,ya lo se,pero quien no lo haya escuchado contar alguna vez a sus padres en plan batallitas de juventud y haya pensado"otra vez la misma historia"que tire la primera piedra. Resulta que no , y no lo digo por ser original , que en mi caso no fue así. Mi padre era , y es , un hombre de timidez exagerada(herencia genética con la que yo también he sido "maldecida") y , por consiguiente , un hombre parco en palabras. Así es que aquella historia nunca tuve el placer de volverla a oir de su boca. Por eso ,en aquel momento que para mi duraría ya para siempre , se me disparó una alarma que no pude contener sobre la letra de esa canción,como un bozinazo limpio en pleno oido"Quien no escribió un poema huyendo de la soledad/quien a los quince años no dejó su cuerpo abrazar".Descubrí entonces a través de esos versos que ni era la primera persona en el mundo que utilizaba la poesía ante el mal de amores ,ni sería la última.Vamos,que por primera vez en mi vida me sentí un poco menos bicho raro. Elemental ,querido Watson¿verdad?A toro pasado si ;a los quince años no lo era tanto .

Le debo mucho a la letra de aquella canción .Y mi padre también. Del mismo modo que a quien la contaba.A ella le dedico esta entrada y prometo volver a mi Carmen Posadas y no inmiscuirme más en el mundo musical. Palabra de honor.

Y si , verdaderamente esta metáfora es buena ,el amor es una barca y uno de los remos lo sujeta el azar; y de lo poco o lo mucho que yo pueda saber de él, también creo que se debe de parecer bastante a la tierra que hay que cuidar.

Emma Peel

sábado, 4 de abril de 2009

Palabra de honor.

"Hubo un tiempo-dice Don Arturo Pérez Reverte en su Patente de Corso del semanal del 29 de marzo- un tiempo en el que los chicos nos pegábamos a la salida del colegio porque , durante el recreo,se había puesto en duda nuestra palabra de honor.En aquella época , más ingenua que esta...poner el honor como aval era un argumento al que algunos recurríamos con cierta soltura.Quizá porque también oíamos esa palabra en boca de nuestros mayores...en esa recta honradez que suelen tener los muchachos mientras no crecen...Eso solía zanjarse más tarde fuera de clase..puños.Zaca ,zaca. A veces , al acabar , nos dábamos la mano. A veces no.De cualquier modo , como digo , eran otros tiempos. Hoy le hablas a un chico de honor y lo más probable es que crea que acabas de fumarte algo espeso."

En los últimos párrafos del artículo, Pérez Reverte acaba relatando "una historieta personal que viene al pelo. Ocurrió hace casi treinta años, cuando yo conducía por una carretera del sur de España. Adelanté frente a un cambio de rasante, con el espacio justo para ponerme a la derecha sólo unos palmos de la línea continua. Una pareja de motoristas de la Guardia Civil, creyendo desde su posición lejana que yo había pisado la línea, hizo gestos enérgicos para que detuviera el coche. Paré en el arcén, seguro de que no había llegado a infringir las normas. Se acercó un picoleto joven..."¿Quién está la mando?", pregunté. "El cabo", respondió señalando al compañero. Era veterano, bigotudo. "¿Me da usted su palabra de honor -pregunté- de que me ha visto pisar la línea continua?". "Puede irse", respondió. "Gracias", dije. Y ahora intenten imaginar hoy una situación parecida: "¿Me da usted su palabra de honor , señor Guardia?" guardia revolcándose de risa por el arcén. Y luego, haciéndome la prueba del alcoholímetro y calzándome tres multas: "una por pisar la continua, otra por ir mamado y otra por gilipollas"

Hasta aquí la publicación del señor Reverte. Ahora voy yo, que desde luego ni en sueños podría medirme con Arturo Pérez Reverte. Tuve el placer de conocerlo personalmente (Yo a él, claro. No creo que él me recuerde en una sala abarrotada de gente mientras daba una charla). Muchos años han pasado de aquello. Tendría yo unos quince (ya me había enamorado sin remedio de la literatura) y el que llegara a ocupar un sillón en la Real Academía de la Lengua Española, confesó -ante la pregunta de una impertinente señora del público allí presente- que quería creer que empezaba a ser más conocido como escritor, que como presentador de "Código Cero" (creo que se llamaba así su programa televisivo como reportero de guerra). Fue en Santander, dentro del programa cultural que todos los veranos organiza la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en lo que llamaban "Los Martes Literarios". Yo, tímida enfermiza (más aún a los quince años) me quedé con ganas de levantar la mano y preguntarle muchas cosas. Esa tarde, calurosa en el Norte, por cierto, supe -y hoy lo se con más certeza- que aquel era un hombre con principios. Principios que intuyo ha querido trasmitir a través de su obra (no sería tan descabellado que si alguno de los que está leyendo esta entrada tuviera hijos o está pensando tenerlos les ofreciera leer o les leyera las entregas del "Capitán Alatriste". El pobre Don Arturo -creo yo - que, en estos tiempos, se conformaría con eso.)

Aquí los tenemos, a los buenos de los principios. Me los recoradaba el otro día mi amiga Lola ante una incidencia acaecida en mi trabajo con una compañera. Pensé :"Los principios, ¿cómo no había caido?". Tristemente en este mundo sólo hay dos clases de personas. Los que los tienen y los que carecen de ellos. Que cada uno juzgue a que clase pertenece o quiere pertenecer. Uno de esos principios es el que titula el artículo mencionado y el que encabeza este artículo: la palabra de honor, tener palabra (para que nos entendamos mejor).

Lo que a mi me importaba destacar de este artículo es la estrecha relación que hay entre los principios, tener palabra, por ejemplo, con la literatura. Yo he crecido leyendo "Los cinco" de niña; "Don Quijote de la Mancha" de adolescente y como lectura obligatoria del colegio (Gracias a mis profesores. Muchísimas gracias); y "Don Quijote de la Mancha" o "La Regenta" de adulta y voluntariamente (sorry por parecer presumida). Eran libros que me enseñaron, como mi abuelo o mi padre, el valor de los principios. Ignoro si los jóvenes de hoy leerán algo (obligatorio o voluntario); ignoro también si sus padres se preocuparán más de que aprendan principios antes que física cuántica, chino o lo que quiera que se aprenda hoy. Me temo que no.

No voy a ser yo la que diga si pertenezco a un tipo u a otro de personas. Lo que si puedo decir es que soy de esas a las que les resulta tremendamente fácil discernir (llámese intuición femenina o sentido común) a quien tiene palabra y a quien no la tiene. El problema es que mi bisabuela, muy pasiega ella, me enseñó a hacerme la tonta (esta teoría ya la explicaré otro día) y eso, claro, tiene un fallo: el que la gente crea que lo eres de verdad y se aprovechen de ti, si son del grupo de los carentes de principios.

Y como quiera que por azares de la vida he acabado ganándome las lentejas (tiene guasa la cosa)dando palabra de honor, "fe pública" de actuaciones judiciales, quiero dedicarle estas palabras mías de hoy a algunas personas de ese primer grupo, algunas que tienen principios tales como "lo que das te lo das; lo que no das te lo quitas" (no es mía la cita, por supuesto. No soy tan resabidilla) y los pegan en un lado de la pantalla del ordenador o en la puerta de la nevera para que no se les olviden; algunas que, ahora que ya no hay recreo, salen en tu defensa porque se ha puesto en duda tu honor, y te invitan a un cafe y a un cigarro en el bar de al lado del trabajo. Y a los del segundo grupo que se vayan aplicando un refrán que emplea mucho mi padre: "quien siembra vientos recoge tempestades".

Emma Peel