domingo, 19 de julio de 2009

Lo que uno lleva consigo




Volviendo a mi ciudad de trabajo un domingo por la tarde en el autobús, y antes de irme de vacaciones al que fue mi destino durante casi tres años y donde se dejó Emma Peel un trozo del corazón, di con este artículo de Javier Marías, que interpreté como una señal de lo que estaba a punto de ocurrirme. "Lo que uno lleva consigo".




"...Cuando uno ha vivido en una cuidad lo suficiente, más aún, si lo ha hecho intensamente y a edades que resultan ser cruciales en la vida de casi todo el mundo, se puede decir que, por mucho tiempo que pase, uno no pierde ese lugar de vista. Lo lleva consigo incorporado, y no es infrecuente tener la extraña sensación de que uno puede salir de su casa y dirigirse al instante a un punto concreto de esa ciudad alejada....Uno puede estar instalado en una realidad muy distinta de la del pasado, y en modo alguno la pierde por la repentina visitación de lo remoto, pero el espacio es el único verdadero depositario del tiempo, del tiempo ido. Por eso cuando regresa a una ciudad familiar, se produce una momentánea comprensión del tiempo entero y lo que anteayer era lejano hoy se nos hace falsamente cercano. Tras unos primeros pasos titubeantes, esos mismos pasos lo llevan a uno automaticamente por los itineraios olvidados y de golpe recuperados. Y no se extravía ni se equivoca. Y siguen las personas, para mi gran fortuna, y además estoy en paz con ellas. En su compañía, de pronto, no es que no hayan transcurrido nuestros respectivos tiempos (ya lo creo...). Pero la charla y las risas son inverosimilmente parecidas, durante una rato, a como solían ser cuando éramos jóvenes. Cuánto alegar comprobar que hay personas y sitios que siempre están, aunque permanezcan lejos o parezcan perdidos. SEGURAMENTE SOLO SE PIERDE DE VERAS LO QUE UNO OLVIDA O RECHAZA, LO QUE PREFIERE BORRAR Y YA NO QUIERE LLEVAR CONSIGO, LO QUE NO QUEDA INCORPORADO A LA VIDA QUE SE CUENTA UNO A SI MISMO."




Bueno , la ciudad a la que se refiere Javier Marías es Venecia. La mía queda un poco más cerca. En el Sur de España, un pueblo que fue mío durante casi tres años -como dice el escritor- "en una edad crucial en la vida de todos" (en mi caso, entre los veintiseis años y los treinta años). Durante un tiempo, pensé incluso en quedarme a vivir allí indefinidamente. Por lo que yo creo que fue fortuna para mi, decidí no hacerlo, de modo que esa ciudad y ese pueblo del Sur cuentan ahora con la ventaja de la idealización que produce la nostalgia de otros tiempos que, sabemos, no van a a volver. Y viniendo de alguien que ,como yo, vive en el Norte de España y ha asumido como propia y con su propio sol la lluvia y con su propio color los cielos grises, no resula excesivamente dificil querer trasladarse mentalmente de vez en cuando a ciertos lugares. Y en ocasiones también fisicamente.




Por eso , y por razones sentimentales que no vienen al caso (ese caso ya daría para otra entrada completísima) decido habitualmente pasar mis días libres en esa ciudad y en ese pueblo donde, como dijo mi hermano cuando lo visitó para ayudarme a hacer la mudanza hace ya más de cuatro años, la primavera es eterna. Este año lo he hecho en compañía de una amiga del Norte con la intención de no enfrentarme sola al miedo que produce a veces el saberse opuesto -porque una ya no es la misma, era imposible seguir siendo la misma- a los recuerdos. Y efectivamente, las cosas seguían, más o menos (el menos por efecto de la crisis), como yo las había dejado y tal y como mi corazón las recordaba.






Mi casa blanca de Andalucía a la que sólo le faltaba para estar completa mi perro también blanco asustándose al pasar por sus muchos espejos; mi amiga rubia del Sur; las playas alejadas de tierra en vez de arena fina, como la del "tesorillo" con su hamacas y sus cócteles de colores; "la plaza Kelibia" con mesas de cervezas "alhambra" siempre llenas y siempre repletas de gente; "la cruz de San Cristobal", que en este viaje no visitamos y a la que tanto me costó subir una vez; o "el paseo de Velilla" donde en otro tiempo vivió alguien que yo conocía. Y en la ciudad con duende: la calle "Elvira", que ya no será nunca más tu calle; "la calle Navas" y ese bar donde descubrí el verdadero tamaño de una balón de cerveza y de una tapa; los baños con olor a té; el mirador más bonito que recuerdan haber visto mis ojos y que no puedo describir porque resulta que no hay nada que no se haya dicho o escrito ya sobre sus vistas que se instalaron para siempre en mis retinas, y eso que quiene escribe proviene de donde los paisajes son tan verdes como en Irlanda y el mar tan azul y amplio como el cielo de Estambul; pero sobre todo, mi Mellboy, al que encontré, y no casualmente, "por quemar tierras extrañas", como canta Shakira. El domingo pasado fue la última vez (no caí en ello hasta estar en el avión de vuelta al Norte) que pasearía por esa ciudad,o por lo menos, la última vez que lo haría en mis circunstancias de ahora.




Y como Emma Peel no escribe para vivir (ya le gustaría), como mucho vive para escribir, esta semanas ha estado lejos de este blog para VIVIR. Y, ahora que muchos comienzan sus vacaciones, yo que ya las he terminado, prometo que reocuparé todos los huecos dejados estas semanas en este espacio, en este "dreamsontour", que ya está "incorporado"en mi para siempre.





Emma Peel

6 comentarios:

  1. Emma, pero que razón tienes siempre. Yo también he vivido fuera de casa de ese Norte al que haces referencia, los motivos de volver no son los mismos que los tuyos, pero bueno...si que he estado en esa misma época de mi casa en otra ciudad a la que siempre llevaré en mi corazón y que a veces, sobre todo en los malos momentos, me viene a la cabeza por lo maravillosa que era la gente, la ciudad y la vida.

    Esperemos que esta nueva etapa que hemos empezado a vivir hace más o menos el mismo tiempo nos depare cosas buenas, mejores quien sabe supongo que haya de todo, verdad?

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  2. Leyendote,Emma,he recorrido mentalmente la mayoría de los sitios que has nombrado, y a los que volverás algún día(aunque en otras circunstancias), y recordarás siempre con cariño.Porque cada uno escoge un sitio por alguna razón, y aún nos quedan muchos sitios que escoger.

    Mery

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  3. El comentario de mery me hace reflexionar: la elección de un sitio para comenzar una vida nueva decide nuestro futuro, ¿o es nuestro destino el que nos hace escoger el camino?

    ;)

    Hausinka

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  4. Hausinka, Tu pregunta es, desde luego, para reflexionar....

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  5. "Somos dueños de nuestro destino"(Paulo Coelho).Hoy he recibido por correo un paquete que contenía una camiseta con este mensaje.Yo creo , hausinka , que las dos cosas.

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  6. Yo creo que puede que el destino esté escrito, pero que dependiendo de las elecciones que hagamos en la vida, ese destino puede cambiar. Y si esto ocurre, es que estaba escrito que cambiara

    Mery

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