domingo, 12 de diciembre de 2010

Conocido desconocido

Me habían hablado en innumerables ocasiones de él. No lo conocí, no tuve ese placer, y fueron múltiples las oportunidades en las que mi interés fué claro en relación a poder entrablar una conversación, poder ponerle cara o mostrarle mi respeto.

Y es que cuando tantos cercanos hablan de alguien con tanta gratitud cuesta creer que se equivoquen o que haya algún tipo de trato implícito. Ya antes de aparecer por aquí conocí de su presencia por el hispano-austriaco, "si tú quieres yo hablo directamente con él, es amigo nuestro de toda la vida". Pero al establecerme a la orilla del Cantábrico fué mucho más manifiesto el cariño y aprecio que por aquí le profesaban. No es menos que estos días, una compañera en lo profesional me espetaba, "fué una gran persona y un mejor profesional,...le pese a quien le pese". Y no es menos cierto, que al parecer tenía seguidores en los dos bandos, pero es más cierto que me he encontrado de forma mayoritaria con los que lo echarán enormemente de menos.

Mi compañera de despacho, la canaria vivaracha y jovial, energética y alegre, no paraba de hablarme de él. "Así, como estamos los dos en el despacho, estabamos él y yo.". Que va a contar cuando ha estado más de 25 años disfrutando de su compañía, y siendo para ella un padre, un compañero, un consejero y sobre todo un gran amigo. El Martes cuando la llamé pude notar como la vitalidad de su voz se había apagado, mostraba sorpresa y resignación ante la ocurrido. Al día siguiente su cara era la expresión de la pérdida de alguien muy importante tras tantos años de convivencia y confidencias. El consuelo era inútil, pero se mostraba fuerte y asumiendo que "the show must go on". No en vano trata de superar su marcha como el mismo le aconsejo en muchas ocasiones, "aunque la casa se esté quemando, que el humo no salga por las ventanas", y así lo ha asumido.

Como le dije durante una de nuestras conversaciones, había que ser fuerte, mirar hacia delante y esperar a nuestro destino. Y hasta en esos momento había palabras que encumbraban aún más a un desconocido, que para mi estaba siendo cada vez más conocido. Como yo en muchos casos he espetado de mi admirado "último Caballero", se fué siendo fiel a sus ideales, de repente, con el deber hecho y queriendo rodearse de los suyos, de sus seres queridos. Hasta el destino le dió tiempo para poder despedirse de sus allegados, venidos desde los más variados rincones de la geografía, sin saber el final que le aguardaba días u horas más tarde.

Podría seguir hablando de este conocido desconocido, pero solo comentar que los rostros, miradas y gestos de aquellos que lo apreciaban y querían, mostraban estos días tantos sentimientos y significados en sus palabras y actos hacia él, que sería de necios no decir que estabamos ante una gran persona.

Que decir tiene que mi relación con este ilustre sobrepasa lo personal, por cuanto ejercía la profesión que ha motivado mi devoción desde la infancia, y que eso me hace aún más pensar que estabamos ante un personaje especial.

Allá donde esté, amigo Venero, te deseo lo mejor, lamento no haberte conocido en vida, pero asegurarte que estabas rodeado de gente que realmente te admiraba, te quería y a los cuales has hecho algo más féliz su experiencia aquí con nosotros. Una pena no habernos conocido aquí en vida, y espero que por allí arriba disfrutes y te reencuentres con tantos que también habrás echado de menos.


Saludos.

PD: y aprovechando la ocasión y a la vez el cúmulo de pérdidas ilustres, saluda de mi parte al maestro Morente y muestrale mis más profunda admiración.

Mellboy

1 comentario:

  1. El desconocido conocido agradecerá este artículo donde esté. "Una gran persona", a la que como tu compañera de viaje si tuvo el placer de conocer,es como si también tú hubieras conocido.Necesitaremos un sucesor y el que ahora ocupa su despacho de médico se parece mucho a él.

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